Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 11 de abril de 2014

Fuerte Pasión

Bonjour

Nuevas memorias de Louis y David. Espero que les guste lo que leen. Es posible que más tarde tengan otras.

Lestat de Lioncourt 


La tensión que ambos mantenían se había disipado noches atrás. Los actos violentos de su viejo amigo habían terminado en una jauría de besos, abrazos y gemidos que desconcertaría a cualquiera. Las verdes esmeraldas, las cuales brillaban sin pasión alguna, ahora eran amenazadoras y terribles al estar llenas de una energía que rezumaba vida. Realmente había cambiado. La ira se había transformado en libido y éste en amor desenfrenado. Sus corazones pertenecían el uno al otro.

El despacho del viejo director de la Talamasca, una organización jerarquizada y meticulosa, tenía un aire británico, recto y extremadamente pulcro. La ventana se encontraba abierta y el aroma del jazmín penetraba en la habitación, envolviendo cualquier rincón con el perfume de la primavera, mientras la agradable brisa le recordaba que no se hallaba en Londres sino en New Orleans. La fiera que había logrado domesticar, como si fuera nuevamente aquel cazador de aspecto decidido y aventurero, le observaba en silencio con un libro entre sus manos.

—¿Tienes mucho trabajo todavía?—preguntó con el tomo entre sus manos, como si fuera una reliquia, mientras su ceño se fruncía suavemente y sus labios se torcían en un mohín suave—. Llevas casi una semana con las narices ahí metidas.

—Precisaré de algunas más—explicó amontonando otra carmeta tras introducir en el ordenador los últimos datos—. Son casos que aún no he logrado solucionar.

—David... tienes toda la eternidad—replicó tras un suspiro mientras movía suavemente su cabeza.

Aquellos encantadores cabellos negros, ondulados y largos, caían sobre sus hombros hasta la cruz de su espalda. Su camisa blanca contrastaba con su chaqueta marrón y sus jeans desgastados. Tenía el look de un joven bohemio trasnochador que pasaba las noches en cafés, clubs nocturnos y en los boulevard abarrotados de música, ruido y conversaciones banales. David, sin embargo, tenía un aspecto pulcro, con el cabello bien peinado y un traje que podría llevar cualquier burócrata con buen gusto.

Sin medir las consecuencias Louis le arrojó el libro a la cabeza, se aproximó a él con paso decidido e hizo que su silla se girara colocándose sobre sus piernas. Comenzó a besarlo de forma fiera, hiriendo sus labios y provocando que la sangre de David le ayudara aún más a impulsarse en esa necesidad natural y básica.

Sus manos desabrochaban sus botones con cierta ansiedad. Algunos, debido al nerviosismo y deseo, terminaron desprendiéndose y cayendo al suelo tintineando mientras rodaban. Louis parecía completamente decidido a provocar el lado apasionado de David. El despacho comenzó a estar terriblemente revuelto, algunos archivos terminaron en el suelo mezclándose con otros, las viejas fotografías se desprendieron de los documentos y el ordenador estuvo a punto de estrellarse a pocos centímetros de ellos.

—David, hazlo ya—dijo subiéndose en la mesa mientras tiraba de la corbata mal puesta de su amante—. David—mordió su mentón y buscó el cuello de su camisa para hundir su nariz allí, oliendo su colonia al fin mientras se excitaba, dejando que él le desnudara con rapidez—. Hazme tuyo.

La espalda de Louis cayó en la mesa y las manos rápidas de David hicieron que el pantalón se deslizaba por sus piernas. El sonido de la correa sonaba, así como los botones metálicos del pantalón, mientras caían en un rincón de la habitación junto a sus zapatos. Ambos se miraron hundiéndose uno en el otro mientras el calor aumentaba en el interior de ambos.

—Apaga mi fuego—murmuró abrazándolo mientras se escuchaba la cremallera del pantalón de David, ya que aún estaba prácticamente vestido.

Cuando logró entrar en aquel interior estrecho, rugoso y cálido un gemido ahogado, como si fuera un rugido, rasguñó su garganta y provocó que Louis gritara colocando sus manos sobre su pelo. Las embestidas no estaban medidas, pero eran rítmicas. En cuestión de segundos ambos gemían, se susurraban palabras sucias y buscaban sus labios como si fueran a calmar esa sofocante sed que les quebraba de pies a cabeza.

—Louis...

—Así, gime mi nombre mon cour—susurró entre jadeos entrecortados.

Los ojos de Louis brillaban en la suave penumbra, la lámpara que iluminaba los documentos había caído y sólo quedaba la luz que penetraba por la ventana. David tenía una mirada intensa como el café, muy oscura y caliente, que le encendía como si fuera una antorcha. Sus manos acariciaban el torso de David intentando colarse entre los botones de su camisa.

—Dime que me amas... dímelo... —dijo Louis temblando prácticamente al borde del orgasmo.

—Te amo—respondió sincero hundiéndose por completo en su interior para derramarse.

Louis quedó sin aliento ni posibilidad alguna de gritar en ese momento, pues su mente se desconectó, mientras eyaculaba del mismo modo que su amante. Se habían compenetrado y llegado prácticamente al mismo tiempo; usualmente algo así no se daba en una relación y menos en algo tan espontáneo. Las mejillas de Louis estaban encendidas y le daba un toque celestial ese pequeño rubor. David se apartó deshaciéndose la corbata para luego rehacer el nudo.

—No seas estúpido... no voy a estar satisfecho sólo con un encuentro en ésta noche.

David se echó a reír al escuchar a su amante, pero unos pasos precipitados provocaron que ambos giraran su rostro hacia la puerta. Allí asomó la rubia cabellera de Lestat, sus ojos rodaron por la figura de ambos y sus labios quedaron abiertos por el asombro. Sin embargo no dijo nada en contra, ni los maldijo y tampoco se sintió a un lado, desterrado de un momento que solía ser suyo, pues él ya no amaba a Louis aunque sí tenía sentimientos encontrados hacia él.

—Te robo a tu amante—comentó entrando en la habitación para tirar de David, el cual intentaba cubrirse ante la mirada de su viejo amigo—. Te lo devolveré en unas horas.


Salieron de allí, aunque Louis no se sintió feliz con la idea. Los libros comenzaron a volar, e incluso el ordenador personal, mientras gritaba maldiciendo a Lestat, sus estúpidas ocurrencias y le deseaba prácticamente la muerte.  

1 comentario:

Unknown dijo...

Corto, fue demasiado corto Dx!
Y se estaba poniendo bueno xD
Ay lestat!, solo espero que Louis no te quiera prender de nuevo por esto ;m;(?
Gracias por la lectura.

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt