Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 20 de mayo de 2014

Condenado

Nicolas está decidido a amar, pero el amor no es como él esperaba...

Lestat de Lioncourt 

—Eres puro fuego en mi corazón, ardiendo y consumiéndote lentamente. Has provocado que mis celos se apoderen de mí, me atrapen y dejen sin sentido. ¿Cómo has logrado arrastrarme hasta los infiernos? Por favor, muéstrame el camino hacia la salvación o termina con ésta marioneta. Estoy ardiendo por ti, cayendo a la tortuosa necesidad de buscarte en cualquier momento y gritar tu nombre mientras permito que las lágrimas me ahoguen—estaba frente a él con los puños tan apretados que sus uñas puntiagudas se enterraban en la carne, atravesando la fina piel y provocando que sangrara—.No puedo vivir con ésta tortuosa sensación cargada de indecisiones...—cayó de rodillas temblando mientras intentaba mantener su mirada, pero terminó agachando la cabeza mientras sollozaba—. ¡No puedo!—gritó golpeando el suelo de mármol provocando que estallaran al desquebrajarse.

Nicolas estaba agotado. Su delgado cuerpo, de músculos marcados, y piel bronceada era apetitoso para Memnoch. Deseaba retenerlo contra su figura, arrinconarlo mientras le arrancaba la poca cordura que quedaba en él, pero se controló ofreciéndole una sonrisa llena de crueldad.

—¿Ya has elegido amo y señor?—susurró inclinándose hacia él.

—Por favor...—fue lo único que dijo antes de permitir al demonio que lo desnudara por completo y le hiciese suyo en aquel momento.


Cada caricia era un golpe a su orgullo, cada beso un eslabón a la cadena y, por supuesto, cada te amo que le regalaba era un puñal que se clavaba en el fondo de su alma. Él estaba hundido, desesperado, absolutamente doblegado y lo sabía. No podía hacer nada para recuperar las riendas de la situación, pues nunca las tuvo. Nicolas había perdido antes de comenzar el juego. La oscuridad cubrió los parajes grises por donde sobrevolaba aquel ave, tan negra como cada uno de sus sueños, antes de comenzar a arder todo como si realmente hubiese viajado al infierno. Nicolas sufría por un amor condenado, o más bien por la condena de un amor, y no podía evitarlo.  

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt