Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 18 de mayo de 2014

Mis ángeles

Armand quiere hablar de sus criaturitas, así que aquí vamos. 


Lestat de Lioncourt 


Mis ángeles


Ella estaba despierta, pues la música del piano bañaba la vivienda con cierto encanto de otra época. Me encontraba tumbado en la cama, con el rostro girado hacia el techo y el cuerpo lacio, como si estuviera sin vida, en una posición cómoda sobre las sábanas. El calor se había instalado hacía varios días, era casi imposible dormir y cuando despertábamos teníamos cierto cansancio. Mis párpados se bajaban mientras escuchaba aquella melodía una y otra vez, como si fuese una caja de música y ella su pieza fundamental.

—Dybbuk—dijo Benjamín entrando en la habitación—. Dybbuk—repitió.

—Dime mi amor—susurré girando mi rostro hacia él—. Benji ¿por qué estás únicamente con la ropa interior?

—Tengo calor—murmuró frotándose su ojo derecho—. Ven conmigo al salón para escuchar a Sybelle.

Me incorporé buscando mi camisa blanca de algodón, la misma que había usado la noche anterior, pero desistí porque era agobiante tener más tela de lo preciso. Sólo llevaba mis jeans negros con la correa sin abrochar y unas sandalias simples de correas gruesas de cuero.

—Te amo—dije al quedar a su lado.

Me incliné suavemente hacia él, tomándolo del rostro, para palpar su cara redonda y sonreí. Sus enormes ojos eran como dos pozos hacia un mundo distinto, exótico y libre. Benjamín era hermoso, como los ángeles bizantinos, y tenía una piel sedosa. Amaba a mi pequeño ángel, pues yo era un demonio y él mi salvación.

—Y nosotros a ti, Dybbuk—respondió abrazándome.

No dudé en tomarlo en mis brazos, aunque era casi de mi tamaño, para ir al gran salón donde Sybelle tocaba. Ella vestía un bonito camisón de gasas, el cual transparentaba su figura delgada y curvilínea, mientras se impulsaba sobre las teclas. Sus cabellos estaban sueltos, completamente libres, y parecían hilos de oro. Bajé a Benjamín y nos quedamos de pie, como si estuviésemos en misa mientras el cura comienza una oración tras otra, con los ojos clavados en su belleza resplandeciente.

—Es tan bonita como un ángel—susurró riendo bajo.

—Es un ángel, Benji—él me miró cuando lo dije, pues sentía sus ojillos puestos en mí—. Tú también.

—No, tú eres el ángel Dybbuk.

Ángel o no, demonio o no, me consideraba su guardián más feroz. Benji y Sybelle, mis adoraciones, eran tan hijos de Marius como yo. Me preguntaba donde estaba él, el gran maestro, que no tenía cinco minutos para visitarnos y observarnos como una gran familia unida.

—Os amo—susurré un par de veces mientras me aproximaba a Sybelle para besar su sien.


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Lestat de Lioncourt