He encontrado esta carta apolillada de David Talbot, sin su permiso la he colocado aquí. Lo haré en nombre de Merrick.
Lestat de Lioncourt
Hace años que debí escribir ésta
carta, pero el tiempo para mí no cuenta del mismo modo que para ti.
Predije que sería una carga más que una bendición y decidí
retirarme, alejándome de ti y de todo lo que construimos. Fui un
estúpido. Reconozco que no me porté como el caballero que debía
ser, transformándome en un ser despreciable. No fui más que un
gusano. Tuve miedo a ser feliz y me retiré. Aprendí una cosa de
todo eso y es sin duda alguna que no puedo estar sin ti. Llevo
conmigo una vieja fotografía en la cual sonríes, tienes una mirada
tan profunda que parece salir del papel y siento que me envuelves con
tus brazos como aquella noche. Por Dios, Merrick, te juro que es así.
Mis palabras suenan a papel mojado,
quizás húmedo por tantas lágrimas debido a mi estúpido deseo. Sin
embargo, te he estado buscando. No sé porque lo he hecho, quizás
porque pienso que ahora tengo la condena que merezco. Tal vez, sí
tal vez, porque he pensado en ti como en una compañera ideal. Pero,
cuando pienso en lo difícil que es mantenerse cuerdo, debido a
tantas voces y tantas imágenes escalofriantes que aún llegan a mí,
siento que en estos momentos es cuando más debo alejarme.
Te he visto caminando por las calles,
con esa enigmática sonrisa tuya y ese pelo negro rizado cayendo por
tu estrecha cintura. Merrick, te veías preciosa con ese vestido
blanco tan simple. No necesitas mucho para verte como la Diosa del
Vudú que tú eres. Sigues siendo mi diosa. Para mí no habrá nunca
una diosa como tú. Descubrí parte de tu poder, pero no todo el que
yo hubiese deseado. En mis viejos ojos te contemplado tu imagen miles
de veces, porque aunque haya cambiado de cuerpo no hay manera de
olvidar esa forma de mirarte.
Me pregunto si debería entregarte ésta
carta o hacerla pedazos, arrojarla a la basura y olvidarme de ella.
Posiblemente tan sólo la doble, la guarde en una de mis cajas junto
a varios de tus recuerdos. No puedo volver a tu vida destrozándola.
No puedo hacerlo. Eres demasiado importante para mí como para
hacerlo. Sólo pido tener la fortuna de volvernos a encontrar, de
casualidad, y poder mirarte frente a frente sin ocultar mi nuevo
rostro, mi nueva voz y mis viejos sentimientos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario