Me ha llegado ésta carta de Memnoch, aunque ya ni siquiera sé quien es realmente. Aquí lo dejo.
Lestat de Lioncourt
Observar, sin involucrarse, es un
trabajo tedioso. Ser el mensajero de las mentiras de otro, así como
de sus verdades, para salvaguardar sus planes, y algunos de sus
proyectos más miserables, te transforma en una pieza más de un
gigantesco tablero donde ni siquiera tú vales más que un peón.
Aprendes a interrogarte cada decisión en silencio, caminas entre las
sombras con inquietud y contemplas tus manos impotente. Tu alma se
vuelve retorcida cuando palpas su poder y ansias tenerlo para atacar
sus normas. Quieres libertad, siempre la deseas. Te has convertido en
un monstruo con el aliento de mil dragones, pues cada frase es fuego
y provoca la ira de tu creador. En eso te convierte pensar. Dios
quería que fuésemos libres para pensar, pero no que fuésemos
inteligentes para motivarnos entre nosotros. Él tiene un plan para
todos y cada uno de nosotros, pero ¿qué sucede cuando no nos agrada
ese plan? ¿Se puede revertir?
Recuerdo el peso de mi túnica
celestial, como mis cabellos se soltaban mientras abría mis brazos,
y podía escuchar el sonido del “paraíso” que se abría paso
bajo nuestros pies. Nos conmovíamos con el canto de los pájaros,
pese a que tenían alas y eso nos hacía sentir ofendidos, el sonido
del agua discurrir por entre las rocas y finalmente nos aterramos por
la ambición derrochada en unos rostros tan perfectos. Cuando tuvimos
al primer ser humano frente a frente fue como mirarnos a un espejo.
La grandeza de Dios está en sus deseos
de jugar como si fuera un niño. No tiene límites, no tiene control,
y debes aceptarlo. Somos su reflejo, aunque lo detestemos. La bondad
y la malicia provienen de él, a pesar de todo lo que te han hecho
creer en los templos. De él proviene la oscuridad y la luz, al igual
que yo no soy la maldad. He visto seres humanos con el corazón de
piedra, tan podrido y oscuro, que se ha convertido todo en todo un
reto de salvar.
Yo no deseo salvar al ser humano porque
me hayan impuesto ese trabajo, sino porque ambos somos lo mismo.
Vosotros y yo estamos hechos por las mismas manos. Deseo dar la
oportunidad que yo no tuve, permitir hacer las preguntas pertinentes
y dar una verdadera libertad. Yo no soy quien os incita al pecado, el
pecado está en vosotros y la llamada no proviene de mis labios. El
susurro que sientes cosquillear en tu nuca es parte del juego. Quien
ruega por vosotros, pecadores, soy yo y siempre seré yo.
El demonio posee mil formas, pero no
mil engaños. Puedo aparecer frente a ti como hombre, mujer o niño.
Soy el ángel que recolecta almas para enviarlas al paraíso, pero si
estás contaminado sólo puedo llorar por ti. Tal vez nos veamos
pronto, lejos de mi reino, donde mi disfraz puede llegar incluso a
parecerte deseable. Sin embargo, no hay mejor que ese que tanto
ridiculizáis con cuernos, patas de cabra y dientes, además de uñas,
afiladas. Nos veremos, queridos míos. Vendréis conmigo, caminaréis
por el valle de las sombras, sentiréis el dolor que yo siento y el
calor que siempre me acompaña. Borraréis con sufrimiento todo el
daño que habéis hecho y rezaréis por ascender como todos lo hacen.
No hay ninguna religión cierta. No hay nada cierto en vosotros salvo
el instinto. Liberaos, elegir y aceptar las consecuencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario