Por una vez Marius me dice algo más allá que cretino...
Lestat de Lioncourt
Te has convertido en un ídolo de
masas. Eres alguien que ha rozado las estrellas con tan sólo alzar
la mano. Tus gritos en aquel concierto no llegaron a disiparse.
Muchos siguen coreando tus canciones, alzando los mecheros en señal
de pacto con un demonio distinto. No fuimos jamás los seres
grotescos que muchos retrataron en sus obras, pero tampoco los
ángeles bondadosos que los moribundos añoran. Somos seres que
cubren la verdad con un rastro de sangre, muerte y desesperanza. Aún
así, tú eres el deseo de millones. Has transformado la idílica
idea de un vampiro, el terror que generábamos, en una ilusión
cargada de héroes, villanos y proscritos.
No has permitido que te hundieran. Me
siento orgulloso de ese espíritu de guerrero que late en tu pecho.
Sin embargo, reconozco que tu irresponsabilidad nos ha causado
problemas. Pero, pese a todo, lo has hecho buscando la verdad.
Cuando te conocí creí que sería
sabio por siempre. Mi sabiduría crecía. Me mantenía a salvo del
mundo gracias a mi deseo insaciable de conocimiento. Apreciaba cada
libro como si fuera la fuente de mi poder. Si bien, me equivocaba. No
sabía nada. Ni siquiera sabía como afrontar la verdad que yacía
dentro de la figura de nuestra Madre. La oscuridad me susurraba
hermosos versos falsos sobre el mundo. Un mundo al que di la espalda
y mantuve lejos de mí. Tú me enseñaste que debía abrazar
cualquier posibilidad, hundirme en sus entrañas y dejar que mi
espíritu quedara seducido.
La sinceridad de estas líneas es
terrible para mí, pues dejo al descubierto mis deseos de ver nuevas
y peligrosas aventuras. Sé que alguna de ellas serán posiblemente
aún más terribles que las anteriores. No creo ni una palabra de tu
vía crucis, si bien, fue una experiencia que creó en ti una pátina
distinta. Si algún día lo deseas podemos conversar sobre tu vida,
mi vida y el mundo que yace bajo nuestro dominio.
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