Un viejo manuscrito ha aparecido y es de Nicolas. Yo os lo ofrezco.
Lestat de Lioncourt
Mi gran amor está hecho de madera y
cuerdas. Es como cualquier marioneta. Nosotros somos marionetas.
Movemos nuestras manos y pies al ritmo de una ilusión etérea,
efímera y dolorosa. La música no es bondad, es un placebo para
nuestras torturadas almas. Ella alimenta la escasa luz que ilumina
nuestro teatro. La muerte danza implacable, se retuerce, sonríe y
nos elige.
Pero la eternidad llegó. Me ató con
sus largos y fuertes brazos. Ella me besó dulcemente en los labios y
envenenó mi alma. Me convertí en un esclavo siniestro de sus
deseos. La sangre, la sed de sangre, era imposible de contener.
Sangre. Sólo necesitaba sangre. La euforia me conquistaba, el
éxtasis era inmenso y soñaba con él dentro de mi ataúd. Moría
por vivir, vivía por morir.
Los hilos de esta marioneta no fueron
cortados, sino reforzados. Me convertí en la marioneta del dolor. La
muerte me veía como un demonio. Yo sonreía como tal, bailaba y
escribía odas hermosas a la verdad más brutal y tortuosa.
La locura se adueñó de mis dedos, los
cuales se enterraban en la oscuridad de mi alma. Quería sacarme el
corazón y observarlo. Podía vivir sin él. Pues mi corazón se
hallaba muerto desde el día que comprendí que significaba tan poco
para él. Pero, ahí estaba el violín. El violín y cientos de
papeles. Escribí a la muerte de nuevo, como un canto a la vida y al
Carpe Diem.
No soy un monstruo. Sólo un hombre que
soñó ser libre.
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