Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 3 de noviembre de 2014

Quiero ser libre

Un viejo manuscrito ha aparecido y es de Nicolas. Yo os lo ofrezco.

Lestat de Lioncourt 


Mi gran amor está hecho de madera y cuerdas. Es como cualquier marioneta. Nosotros somos marionetas. Movemos nuestras manos y pies al ritmo de una ilusión etérea, efímera y dolorosa. La música no es bondad, es un placebo para nuestras torturadas almas. Ella alimenta la escasa luz que ilumina nuestro teatro. La muerte danza implacable, se retuerce, sonríe y nos elige.

Pero la eternidad llegó. Me ató con sus largos y fuertes brazos. Ella me besó dulcemente en los labios y envenenó mi alma. Me convertí en un esclavo siniestro de sus deseos. La sangre, la sed de sangre, era imposible de contener. Sangre. Sólo necesitaba sangre. La euforia me conquistaba, el éxtasis era inmenso y soñaba con él dentro de mi ataúd. Moría por vivir, vivía por morir.

Los hilos de esta marioneta no fueron cortados, sino reforzados. Me convertí en la marioneta del dolor. La muerte me veía como un demonio. Yo sonreía como tal, bailaba y escribía odas hermosas a la verdad más brutal y tortuosa.

La locura se adueñó de mis dedos, los cuales se enterraban en la oscuridad de mi alma. Quería sacarme el corazón y observarlo. Podía vivir sin él. Pues mi corazón se hallaba muerto desde el día que comprendí que significaba tan poco para él. Pero, ahí estaba el violín. El violín y cientos de papeles. Escribí a la muerte de nuevo, como un canto a la vida y al Carpe Diem.


No soy un monstruo. Sólo un hombre que soñó ser libre.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt