Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 14 de diciembre de 2014

Amores imposibles

A lo largo de la vida tenemos muchas oportunidades para ser felices, pero pocas son las que tomamos entre nuestros dedos. Dejamos pasar de largo tenes cargados de cartas bañadas en amor, frases que nunca hemos dicho y siempre hemos querido decir, poemas tatuados en el alma y besos que no hemos entregado jamás. Olvidamos con título de frágil nuestros sueños, para que tomen polvo y hueco en lugares donde nadie pueda tocarlos. Contemplamos las rosas marchitarse sin permitirnos oler su aroma. Caminamos por este jardín salvaje lleno de oportunidades convertidas en manzanas de Adán y Eva sin querer siquiera saber cual es su misterio. Nos perdemos tantas cosas por ser racionales y tercos. Tantas...

Yo jamás he querido tener contigo un amor civilizado, de esos que te dicen te amo en una noche romántica. Nuestras discusiones se convierten en eternas y olvidamos el inicio, tan estúpido y extraño, de cada una de ellas. Nos guardamos el amor para destrozarnos con odio entre sábanas de sexo bañado con sangre, lágrimas y palabras bruscas. Hemos recurrido al romántico roce de un sexo desenfrenado, único, extraño, melancólico y envenenado con el ritmo candente de dos bestias furibundas. Me guardas tanto rencor como amor. Sé que lo haces. Quieres permanecer a mi lado, pero huyes como si fueras una damisela en peligro. Te has convertido en una musa constante en mis noches más frías, en el recuerdo más cálido en medio de la nieve que hoy cae a mi alrededor.

He decidido salir a caminar por los alrededores de mi hogar. ¿Puedo llamar a este lugar hogar? Nací aquí. Sí, aquí. Me preguntaste mil veces de dónde era, pero nunca te contesté con seguridad. Siemrpe oculté mi pasado como si fuera el agujero de una polilla en un mueble caro. Quería alejarme de ese dolor. Olvidar esa muesca en mi corazón. Habían pasado décadas desde la última vez que afronté cada uno de mis errores convertidos en lobos hambrientos. Lobos que terminaron convirtiéndose en un apodo, un par de botas y un abrigo. Con sinceridad, ¿puedo llamarlo hogar? ¿Puedo invitarte a pasear conmigo por aquí? La nieve cae lentamente y cubre los caminos, como antaño, pero no siento el peso de los años sino el peso de la eternidad, lo cual es peor. ¿No es peor? Creo que sí.

Me pesa no estar contigo. Me duele haberte dejado atrás como si fueras una piedra en el camino. Pero no eres piedra, sin embargo te siento como una lápida cayendo sobre mi corazón. Porque tú, amor mío, eres parte de mí y dejar parte de mí atrás fue un castigo injusto, desmedido y aterrador. Cuando duermo mi corazón palpita, pero al despertar me siento en mitad de un funeral. Después de todo lo que hemos vivido, o mejor dicho sobrevivido, ¿por qué no darnos la paz que deseamos? Una paz que es guerra, si bien prefiero la guerra a vivir en este silencio.

Nunca pensé que echaría de menos tus quejas, las miradas aviesas, el deseo de abofetearme hasta que te duelan las manos o mis ganas de besarte cuando quedas en silencio, a punto de llorar. Jamás creí que extrañaría tu perfume bañando mis sábanas, arrancándome los sueños más preciados para dejar otros más comunes.

No somos civilizados, pues jamás fuimos gente de razón. Somos apasionados. Sí, somos apasionados. Tú siempre lo has sido. Te has conmovido por todo y nada. Eres parte de mí, cada vez eres más yo que yo mismo. Lo salvaje te acaricia, aparta los mechones de tu frente y deja en tus ojos verdes la rabia que no conocías. ¿Aún mueres en tus verdes mares de rencor o ya ha pasado la tormenta? Me pregunto si un beso tuyo podrá darle a éste príncipe un poco de libertad en mitad de su jaula.

Jamás te pediré que viajes conmigo al pasado o nos mudemos al dolor. Sólo quiero sentirte bajo mi cuerpo, entrelazar mis dedos con los tuyos y morir en mitad de besos desenfrenados. Ya sabes, el amor mata lentamente y da vid a la vez. Ven, sé que quieres venir. Te ofrezco mis brazos.




Lestat de Lioncourt 

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt