Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 29 de enero de 2015

Desesperación de una reina

Akasha... desearía saber qué hicieron con su cuerpo. Yo sí la amaba. Sí la amé con todas mis fuerzas, aunque me asustaba.

Lestat de Lioncourt


Sentada e inmóvil. Parecía una escultura. Era adorada como una diosa. No podía mover siquiera mis ojos para observar el mundo. Allí, en mi trono, era atendida igual que a un maniquí de una tienda de modas. Mis cabellos, mis uñas, mis pies y mi cuerpo por entero eran tocados con cariño, devoción y nula capacidad de hacerme sentir ciertas emociones.

Él apareció con aquella sonrisa burlona, esos ojos intensos que parecían ser los propios cielos y sus dorados cabellos. Jamás creí que vería a un ser tan despierto. Su inteligencia emocional me devastó, así como la inocencia y candor de sus actos. Creí que sería para mí, pero desapareció. Me dejó sumida en mi silencio, en la oscuridad, en una compañía que era una carga y un guardián que era más bien carcelero.

Desesperé. Lloré de forma silenciosa y rogué por volver a verlo. Entonces, como si fuera un sueño, apareció frente a mí en aquel aparato moderno. Habían pasado varios siglos, pero seguía siendo tan aprisionado. Los focos del escenario le daban un toque erótico y llamativo. No dudé en alzarme. No, no pude.

Aquella voz, que solía susurrarme sus pensamientos y necesidades, se cayó por un instante y deseé que él fuese el único que me hablara. Me liberé, me vengué del silencio a mi modo, y quise ser libre. Pero no pude serlo. Nunca fui libre. Siempre estuve atada a ese espíritu. Ese maldito demonio me consumía. Quería pensar por mí misma. Necesitaba ser amada. Él me juró que sería amada por ese joven y por todos. Pero mentía. Mentía. Fue mentira.


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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt