Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 4 de enero de 2015

Milagro que no pedí

Claudia me enternece el corazón, pero a la vez me hace huir despavorido. 

Lestat de Lioncourt


Pequeña y odiosa. Es así como me definen cientos. Muchos me odian sin conocer siquiera un ápice de mi alma. Es fácil juzgar cuando no se vive el calvario. Por siempre jamás una muñeca, como si estuviese condenada a vivir una vida miserable. Miles se hubiesen cambiado por mí. Vivir eternamente en un receptáculo encantador, de hermosas mejillas llenas y enormes ojos azules. La perfecta niña que todo padre quiere, pero terriblemente desobediente y con un temperamento propio de una mujer adulta. Deseaba ser tratada como una dama, ir a bailes, beber vino, saborear los labios de los hombres que me miraban con ternura y conocer el verdadero significado del amor. Me privaron de la vida.

Hubo un tiempo que el odio no vivía en mi corazón. Un tiempo donde las canciones eran agradables, el sol acariciaba mi piel y tenía una madre. No recuerdo nada de esos días. Es como si alguien los hubiese arrancado de mí, hecho trizas y esparcido sus cenizas al aire. No recuerdo como era ser inocente. Aunque creo que muchos olvidan esos pequeños momentos que vivieron con dulzura.

Aún me siento en el apartamento muy cerca del piano. Los muebles son encantadores. Lestat reconstruyó ese lugar para Louis, mi Louis y su Louis. Todo parece sacado del pasado, pero no tiene el aroma de nuestro dolor impreso. Mis pies no llegan al suelo envueltos en pequeñas botas negras y leotardos blancos, mis brazos quedan sobre mi falda celeste y mis cabellos caen sobre el cuello de tan elegante vestido. Parezco Alicia en el País de las Maravillas. Tal vez estoy esperando a mi conejo blanco, pero en realidad rezo por mi alma. Hace años que ellos se marcharon. Es como si temieran volver a verme. Sin embargo, yo daría cualquier cosa porque me contemplaran ambos.

Estuve a punto de conseguir mi propósito. Quería asesinar a Louis porque él simbolizaba el amor, una pizca de bondad y la belleza eterna que tanto desea Lestat. Louis es su predilecto. Ama a ese cínico tanto como me amó a mí. No deja de verlo como el perfecto compañero, pues es su dualidad. Louis siempre fue el opuesto de mi orgulloso y terco Príncipe. Si derrumbaba su alma y conseguía que abandonara su lugar, como si de la pieza más importante del ajedrez se tratara, el rey caería y yo ganaría. Pero lo que ha unido la sangre, la terquedad y el amor no lo separa con facilidad un fantasma.


¿Puedo considerarme la villana? ¿Pueden decir de mí que soy la culpable de todo? ¿Soy pecado? Sólo quiero justicia. Ellos me condenaron.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt