Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 27 de enero de 2015

Muñeca rota

Claudia... ¿cómo pedir disculpas si ya ni las quiere?

Lestat de Lioncourt


Aprendí de ti las peores artes. Comprendí lo que nunca deseé saber. Vi en ti la mentira, maldad y crueldad del mundo. Sonreí con candidez a todos los que caían frente a mis pequeños pies. Me rendían tributo por mis tirabuzones dorados, pensaban que era la muñeca que Louis maravillosamente vestía con recato y me veían pasear contigo como si fueras un padre abnegado. ¿Qué éramos? Dime. Ya ni siquiera recuerdo esa palabra.

Dejaste que el mundo se inclinara ante nosotros, pero jamás me preguntaste si eso era lo que más ansiaba. Nunca descansé. Jamás fui feliz. Me sentía rota, incompleta, desilusionada y profundamente avergonzada de mis estúpidas fantasías cuando vi que tu muerte fue en vano, que no conseguí liberar mis dudas y que sólo desaté más furia. Pero no te preocupes, aún te odio. Te odio de forma salvaje, príncipe. Padre de las mentiras, ¿qué es lo que crees que pienso de ti? Que eres un estúpido y que no cambias. No importa la capa que vistas, el nombre que te impongan y los cientos de amantes que tengas. No cambias. Tú no cambias. Igual que yo no cambio. Del mismo modo que Louis siempre fue un cínico adicto a las lágrimas.

¿Qué fuimos? Una secta que destruía almas para enviarlas a la oscuridad, a esa oscuridad que nos alimentaba. ¿Qué deseábamos? Dime, ¿qué era?


El mundo era nuestro, pero en realidad a mí nunca me quiso ni me comprendió. Tú eres un miserable, al igual que Louis, y no sois más que dos muñecos rotos que pretenden seguir danzando. Sois despreciables. Me convertisteis con un truco barato, envenenasteis mi alma haciéndome creer que todo era posible, y luego no tuve nada. Sólo obtuve dolor. Pues sentid mi dolor y mi desprecio. Sentidlo.  

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt