Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 25 de enero de 2015

El ser que conocí

Por eso la amo, pues se da cuenta que pese a la distancia la sigo buscando y sigo pensando en ella. 

Lestat de Lioncourt


Muchos se preguntan cómo es posible que una mujer seria, casada y distinta a las habituales conquistas de Lestat, osease yo, cayera en sus brazos. A decir verdad ni siquiera yo lo comprendo todavía. Intento matizar mis errores, pero este no lo fue. Creo que él despertó en mí a la mujer que creía dormida, o quizás muerta y enterrada en el jardín junto a mis hijos, y que ahora intenta seguir despierta pese a todo. Él juró venir a por mí, pero no lo ha hecho. No le guardo rencor, pues sé que ha sucedido.

En su última crónica veo a un guerrero, un hombre hecho así mismo, y no sólo al muchacho de ojos enormes que me susurraba que todo iría bien, aún cuando ni él podía asegurar que a la noche siguiente todo marcharía como él esperaba. Tengo el libro entre mis manos, lo acaricio como si fuera su propio rostro e imagino su furia al teclear cada palabra. Unas memorias fascinantes, pero prefiero revivir las nuestras. Esas memorias que aún me duelen y me hacen suspirar.

El humo del cigarrillo se acentúa, difuminándose en la habitación, mientras miro el vaso de agua que me he servido como si fuese whisky barato. No muy lejos de la barra de la cocina está el lugar donde nos vimos una vez, aquella entrada, donde tuvimos esas conversaciones mientras íbamos hacia el jardín. Allí, entre los árboles y la hierva crecida, todavía puedo descubrir su figura esbelta y perfecta invitándome a su lado.

Tengo un esposo, una vida pulcra y digna, un trabajo duro y unos poderes de incalculable valor... pero... también tengo unos recuerdos que no puedo cavilar si son aceptables o no. Debería dejar de esperarlo, anhelarlo y quererlo. Sin embargo, yo sé que él no me ha dejado de amar. A veces encuentro flores en honor a mi nombre, pequeños ramilletes, en lugares insospechados. Sé que es él. No hay otro que pueda tener esos detalles tan extraños.

Arriba, en una pequeña cama, hay un ángel de cabellos dorados. Soy experta en genética, he aprendido de los mejores y más eficientes doctores, tengo a varios Taltos que obran milagros para mí y el equipo adecuado para tener lo que tanto soñé. He sido madre. Él es el padre. Michael lo sabe pero no dice nada. He usado sus genes, así como el amor que le profesaba, para tener a esa niña gracias al vientre de otra mujer. No es lo que yo esperaba de él, pero es más que suficiente. Siempre estará conmigo, como prometió, y no hace falta que me haga inmortal. Si muero de vieja que así sea, pero que algo de nosotros viva.


No estoy de acuerdo con todo lo que se ha publicado sobre nosotros. Ni siquiera puedo afirmar que todo sea correcto. Hay cosas que no se han contado y otras que se han quedado a medias. Me guardo muchas cosas en el tintero, o más bien en mi corazón, porque necesito que sean únicamente mías. Deseo que sean especiales para siempre. Llevarme pequeños secretos a mi tumba puede que sea la única forma de morir tranquila. Aún así, todavía espero el milagro de volverlo a ver cerca de los dondiegos esperando que vaya hacia él.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt