Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 6 de enero de 2015

Un hermano

Quinn no sabía quien era Goblin, pero el saberlo fue la gota que colmó el vaso.

Lestat de Lioncourt


Cuando vives solo toda tu vida te acostumbras a la soledad asfixiante de las grandes ciudades, aún así deseas regresar a tu remanso de paz donde eres apreciado y querido por tu familia. Vivía entre fantasmas, recuerdos apolillados, memorias rotas, mis abuelos y el personal que cuidaba aquel lugar como si fuese todavía el negocio que fue cuando yo era un niño. Mi madre jamás me amó. El rechazo fue continuo y doloroso.

Jamás fui un niño normal. Tenía un amigo “imaginario” que en un principio me enseñó todo lo que él sabía, pero que poco a poco quedó convertido en un bufón. Desconocía su origen, pero su rostro era el mío y la luz de sus ojos era la misma. Él me hablaba con un ímpetu casi demoníaco. Ejercía sobre mí cierta influencia. Pero su rostro era como la porcelana y sus abrazos eran reales. Podía sentir sus besos, sus caricias y su voz propagándose por toda la casa. Allá donde yo iba él aparecía.

Nadie me quiso decir el motivo del odio de mi madre hacia mí. No tuvieron el coraje de contarme la verdad. Guardaron el secreto. Ni mi tía ni mis abuelos fueron capaces de hablar de aquello. Algo tan doloroso y trágico para una madre como la muerte de un hijo.

No nací solo. Nací con un gemelo. Gemelo que se desarrolló mal debido a problemas en el embarazo. Algunos mueren antes de nacer, pero él murió después de unas semanas. Mi madre me veía como un monstruo que se había alimentado por él y por su hermano. Era un engendro. Jamás me convertí en su hijo. Siempre sería el monstruo que acabó con la vida de su angelito.

Mi hermano jamás me abandonó. Ese fantasma ocasionalmente amistoso era él. Él me hablaba como si aún pudiera disfrutar de una vida que yo le arrebaté al seguir viviendo. Ella lo atraía. Se hacía fuerte a cada paso. Llegó entonces a un momento que me hizo llorar. Un llanto amargo.

Siendo vampiro comprendes que eres un asesino. Cuando supe aquello y vi su odio brillar en sus ojos lo supe. Supe que tenía que matarla. Comprendí que no había otra forma de ser libre. Le rompí el cuello y la tiré a los caimanes. Después me ayudaron a liberarme de mi hermano. Fue un vampiro al cual le conté mi historia con gran detalle y una Mayfair, de los Mayfair negros, que había sido convertida también en uno de los nuestros. Ella murió liberándome, pero su muerte no fue en vano. Yo me sentí libre al fin y supe que era vivir sin una sombra burlona que viene y va.



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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt