Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 17 de febrero de 2015

El príncipe

Sé que imitadores baratos hay cientos. Todos son el clásico cliché de estúpidos engreídos con gafas de sol y melena al viento. Hay quienes ni siquiera son capaces de enumerar mi lista de cualidades, apreciar mi maldad o comprender básicamente porque hago lo que hago. Soy un ser que necesita amor, comprensión y diversión. Me convertí en un hombre de acción nada más tener cierta conciencia de mí mismo. Entiendo que es divertido ser yo, pues jugar a los vampiros puede ser inclusive gratificante. Pero ustedes, pequeñuelos, no son siquiera la sombra del muchacho irresponsable que llegué a ser.

El paso de los siglos ha convertido en pétreo mi corazón. He matado, codiciado, provocado y creado mis propias reglas que, con aire triunfante, después he derrumbado. Sin duda, soy único. No necesito que todos me adoren para saberlo, pero es gratificante y divertido. Soy carismático, adulador ocasional y egoísta. He caminado por el cielo y el infierno. Me gusta pensar que he corrido las aventuras más extrañas que un inmortal puede codiciar, pero, pese a ello, me siento vacío. Ese vacío lo llenan los aullidos de los fanáticos que viajan en peregrinación hacia los lugares donde me encuentro. Sí, como en el concierto. Aún lo hacen. Me llevan rosas amarillas y me piden que regrese. ¡Ja! Y cuando lo hago, señores míos, destrozo a los timadores de poca monta.

No soy egocéntrico, pues sólo aprecio que no soy tan débil como pensaba en un principio y, por suerte o desgracia, he sobrevivido al odio, venganza y desprecio del destino. Me he arrojado a los brazos de la muerte riéndome a carcajadas, y ella, con total dignidad, se ha dado media vuelta. Soy prácticamente inmortal, pues pocas cosas lograrían matarme. Y, sin embargo, siempre está el deshonesto que cree, en su simpleza, que puedo a llegar a ser bueno y convertirme en su héroe.

Yo sólo disfruto del momento, sin importar las consecuencias, y desprecio a todos aquellos que se jactan de mi poder.


El príncipe ha vuelto y trae una historia nueva para narraros...  

Lestat de Lioncourt 

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Lestat de Lioncourt