Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 15 de marzo de 2015

Luchar, amar... vivir

Marius y Daniel... historiador y periodista. Creo que pueden tener más que la curiosidad en común. Las ganas de luchar son mutuas. Sé que muchos se asombrarán de este dueto, pero es algo cierto que ya dimos a conocer. Prince Lestat pronto estará en todas las librerías de todo el mundo, en todos los idiomas posibles.

Lestat de Lioncourt 

La tenue luz del portátil ilumina ligeramente la habitación. Detesto las nuevas tecnologías. Extraño el viejo modo de elaborar informes, propagar información y ser franco con uno mismo. Sin embargo, los nuevos tiempos avanzan y las máquinas de escribir han sido relegadas. He optado por conseguir un ordenador y memorizar algunos hechos que he vivido. El papel en blanco da tanto miedo como este documento sin tacha, perfectamente inmaculado, que me espera como si brindara por todos mis miedos y los monstruos que habitan en los rincones oscuros de mi alma.

He sentido en mi piel el miedo, he saboreado la insatisfacción como si fuese un whisky añejo, notado en mi pecho el miedo bombeando la cálida sangre de mis venas y la verdad latiendo en mis sienes. Sí, lo he notado. No soy un vampiro sabio y estricto, pero he conocido mejores y peores tiempos. Quizás soy de esos supervivientes que no temen a nada, salvo a sí mismos. Temo quedarme encerrado en los laberínticos pasillos de mi mente, permitiendo que todo lo que me asusta me aterre tanto que no me deje salir.

Durante años pinté los tejados de medio mundo, reconstruí paisajes que yo recordaba, y los hice en miniatura para rememorar, o conmemorar, que estaba vivo como mis recuerdos y emociones. Sin embargo, de nada sirve. El café ya no posee sabor o interés para mí, el whisky no es lo principal en mi vida, y el agua no calma la sed para este monstruo. La sangre es importante. Bebo de animales, humanos o inmortales. No tengo demasiado cuidado a la hora de deshacerme de los cuerpos, pero sí en mis elecciones. Disfruto observando sus vidas mediocres, sus mentiras, sus apolilladas almas y finalmente me adentro en sus pequeños territorios, palpo la cálida piel que los recubre y bebo de ellos hasta la última gota.

Creo que ya comprendo todos esos miedos que tenía Armand. No sé si aún los posee. Quizás sí. Tal vez en estos momentos se enfrenta a alguno de ellos. No lo sé. No me importa ya que ocurra con mi creador, mi viejo amante y enemigo. Estoy demasiado lejos de él, su entorno y sus magníficos deseos de llamar la atención con su pose lánguida de niño abandonado.

La nieve se amontona allí fuera, igual que el aroma de la pintura. Puedo escuchar el murmullo del pincel manchando un lienzo en blanco. Él me comprende. Marius posee los mismos miedos que todos los artistas. Si es que puedo considerar a esto un arte. ¿Lo es el periodismo? Aunque, ¿puedo considerarme periodista o simplemente un superviviente de un mundo que ya ha sido destrozado mil veces? No lo sé. Creo que no me importa. Tampoco me interesa demasiado.

Cuando noto su mirada clavada en mi nuca, recorriendo mis hombros y bajando por mi espalda, siento un escalofrío recorriendo mi columna vertebral. Creo que lo amo. Me atrae su forma silenciosa de moverse a mi alrededor, sus manos acariciando mis cabellos y la profundidad de su voz cuando intenta averiguar como funciona el mundo. Aún intenta ser el sabio que creía que era, pues se ha dado cuenta que la sabiduría plena no existe y que los preceptos que él creía fijos, inamovibles por completo, se han convertido en polvo.

Él sabe que no hay marcha atrás. No se puede ir hacia otro camino. Estamos condenados. La voz sólo ha sido un aviso. Quedan cosas que conocer y comprender. Tal vez vuelva a ser el hombre activo que fui. He probado a usar libretas, agendas, máquinas de escribir... pero Benji, uno de los vampiros más jóvenes, me ha dado una lección importante. Las nuevas tecnologías son imprescindibles. Muchos aún no conocen la verdad, pero pronto saldrá a la luz para todos. El miedo puede hacerles dudar, reaccionar con sufrimiento y huir. Sin embargo, hay que afrontar los monstruos y darles luz con decisión.


Mi mejor decisión fue no permitir que quedase solo. Él para mí es importante. Sus caricias indecentes, sus labios susurrantes y el aroma de su cuerpo contra el mío. La rudeza de sus acciones provocan en mí que tiemble y mi alma ceda. La oscuridad es más apetecible cuando el dorado de sus cabellos está cerca.

  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt