Marius y Daniel... historiador y periodista. Creo que pueden tener más que la curiosidad en común. Las ganas de luchar son mutuas. Sé que muchos se asombrarán de este dueto, pero es algo cierto que ya dimos a conocer. Prince Lestat pronto estará en todas las librerías de todo el mundo, en todos los idiomas posibles.
Lestat de Lioncourt
La tenue luz del portátil ilumina
ligeramente la habitación. Detesto las nuevas tecnologías. Extraño
el viejo modo de elaborar informes, propagar información y ser
franco con uno mismo. Sin embargo, los nuevos tiempos avanzan y las
máquinas de escribir han sido relegadas. He optado por conseguir un
ordenador y memorizar algunos hechos que he vivido. El papel en
blanco da tanto miedo como este documento sin tacha, perfectamente
inmaculado, que me espera como si brindara por todos mis miedos y los
monstruos que habitan en los rincones oscuros de mi alma.
He sentido en mi piel el miedo, he
saboreado la insatisfacción como si fuese un whisky añejo, notado
en mi pecho el miedo bombeando la cálida sangre de mis venas y la
verdad latiendo en mis sienes. Sí, lo he notado. No soy un vampiro
sabio y estricto, pero he conocido mejores y peores tiempos. Quizás
soy de esos supervivientes que no temen a nada, salvo a sí mismos.
Temo quedarme encerrado en los laberínticos pasillos de mi mente,
permitiendo que todo lo que me asusta me aterre tanto que no me deje
salir.
Durante años pinté los tejados de
medio mundo, reconstruí paisajes que yo recordaba, y los hice en
miniatura para rememorar, o conmemorar, que estaba vivo como mis
recuerdos y emociones. Sin embargo, de nada sirve. El café ya no
posee sabor o interés para mí, el whisky no es lo principal en mi
vida, y el agua no calma la sed para este monstruo. La sangre es
importante. Bebo de animales, humanos o inmortales. No tengo
demasiado cuidado a la hora de deshacerme de los cuerpos, pero sí en
mis elecciones. Disfruto observando sus vidas mediocres, sus
mentiras, sus apolilladas almas y finalmente me adentro en sus
pequeños territorios, palpo la cálida piel que los recubre y bebo
de ellos hasta la última gota.
Creo que ya comprendo todos esos miedos
que tenía Armand. No sé si aún los posee. Quizás sí. Tal vez en
estos momentos se enfrenta a alguno de ellos. No lo sé. No me
importa ya que ocurra con mi creador, mi viejo amante y enemigo.
Estoy demasiado lejos de él, su entorno y sus magníficos deseos de
llamar la atención con su pose lánguida de niño abandonado.
La nieve se amontona allí fuera, igual
que el aroma de la pintura. Puedo escuchar el murmullo del pincel
manchando un lienzo en blanco. Él me comprende. Marius posee los
mismos miedos que todos los artistas. Si es que puedo considerar a
esto un arte. ¿Lo es el periodismo? Aunque, ¿puedo considerarme
periodista o simplemente un superviviente de un mundo que ya ha sido
destrozado mil veces? No lo sé. Creo que no me importa. Tampoco me
interesa demasiado.
Cuando noto su mirada clavada en mi
nuca, recorriendo mis hombros y bajando por mi espalda, siento un
escalofrío recorriendo mi columna vertebral. Creo que lo amo. Me
atrae su forma silenciosa de moverse a mi alrededor, sus manos
acariciando mis cabellos y la profundidad de su voz cuando intenta
averiguar como funciona el mundo. Aún intenta ser el sabio que creía
que era, pues se ha dado cuenta que la sabiduría plena no existe y
que los preceptos que él creía fijos, inamovibles por completo, se
han convertido en polvo.
Él sabe que no hay marcha atrás. No
se puede ir hacia otro camino. Estamos condenados. La voz sólo ha
sido un aviso. Quedan cosas que conocer y comprender. Tal vez vuelva
a ser el hombre activo que fui. He probado a usar libretas, agendas,
máquinas de escribir... pero Benji, uno de los vampiros más
jóvenes, me ha dado una lección importante. Las nuevas tecnologías
son imprescindibles. Muchos aún no conocen la verdad, pero pronto
saldrá a la luz para todos. El miedo puede hacerles dudar,
reaccionar con sufrimiento y huir. Sin embargo, hay que afrontar los
monstruos y darles luz con decisión.
Mi mejor decisión fue no permitir que
quedase solo. Él para mí es importante. Sus caricias indecentes,
sus labios susurrantes y el aroma de su cuerpo contra el mío. La
rudeza de sus acciones provocan en mí que tiemble y mi alma ceda. La
oscuridad es más apetecible cuando el dorado de sus cabellos está
cerca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario