No sé que pensar, ¿le sentará bien a Louis? No lo sé...
Lestat de Lioncourt
Podría componer con tus mentiras miles
de melodías, pero también con tus descubrimientos, atrevimientos,
verdades terriblemente sinceras y la pasión que he visto desbordada
en tu sonrisa. Aprecio la vida que me has dado, pese a la distancia
que creaste entre ambos. Un mundo completo se formó, como si fuese
un muro sólido, y jamás decidimos buscarnos por miedo quizás a
encontrarnos, mirarnos a los ojos y confesar que habíamos errado en
muchos de nuestros deseos.
No te recrimino nada. No puedo hacerlo.
Tan sólo quiero estar cerca, ver la grandiosidad de esa figura
heroica que eres y aceptar que una vez fuimos iguales. Te vi perdido,
tanto como yo, pero tú tenías un sueño que seguir. Me diste la
oportunidad de tener los míos, pues yo había dejado de ser un
soñador para ser una deprimente sombra arrastrándose por el Nuevo
Mundo.
Deseo que me tomes una vez más de las
mejillas, acaricies con tus pulgares mis pómulos y me digas, con esa
mirada iluminada por la locura más apasionada, que todo lo que deseo
puede ser cierto, tan cierto como tú y como yo.
No te pido un abrazo de hermanos, ni un
beso de amantes y ni mucho menos que permanezcas mucho tiempo. Me
conformo con esas caricias y un apretón de manos sincero. Jamás me
involucraría en tu vida. No deseo ser una carga. Sólo quiero volver
a estar a tu lado, como esas noches donde me pedías que tocara para
ti, olvidando por un segundo el año y su época.
Te espero, junto al piano, para volver
a vernos.
Antoine.
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