Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 19 de abril de 2015

Cansado

Una carta entregada de Armand. Arrebatadora. Marius ya es historia para él. Bueno, eso dice.

Lestat de Lioncourt


Tal vez soy demasiado pesimista, pero está claro que no me suelo equivocar. He visto en tus ojos la desilusión, el engaño, las mentiras y los insultos más maravillosos que jamás he oído. Eres capaz de lo mejor y lo peor. Capaz de hundirme la vida y dármela a la vez. He perdido toda esperanza. Dicen que la esperanza es lo último que uno pierde, pues es la fuerza necesaria para impulsarte y seguir adelante. Sin embargo, frente a ti no tengo nada. No hay paciencia y sí una frontera. Una frontera que nos divide.

Cuando me tocaste me convertiste en una mota de polvo en el universo. Creaste un mundo maravilloso para mí que fuiste tejiendo con versos, leyendas de amores imposibles, caricias incontestables y besos tan dulces como la vida de un rey. Me convertí para ti en un ángel. Transformé mi espalda herida, llena de marcas, en la de un ser misericordioso con las alas de un pobre diablo. Mis oscuras y tupidas plumas negras rozaron el cielo y tú, como un Dios cruel y déspota, me condenaste al infierno.

Era un niño. Podías jugar conmigo eternamente porque conocía el lado oscuro de los hombres, pero aún poseía cierta inocencia que tú desnudabas lentamente. Cada caricia, tan suave como los pétalos de una flor, se convertía en una pincelada sobre un lienzo. Echaste todo a perder por tu cobardía, orgullo y sensato actuar. Permitiste que las llamas consumieran cada pintura, recuerdo efímero, tortuosos besos e inolvidables palabras llenas de supuesto amor. Decías que me amabas por encima de ti mismo, pero no querías arrodillarte para implorar mi regreso.

Dejaste que me pudriera en la miseria entre cráneos, tumbas vacías y sueños amargos. Eran sueños tan amargos como brillantes. Tus cabellos dorados, que siempre me recordaron al sol despuntando en un anaranjado amanecer, rozaban mi pecho de nieve y jugaba a recorrer los ríos de lágrimas de mis mejillas. Puede que yo sea el único ser sobre la faz de la tierra que creyó que regresarías, serías sincero y bueno con éste torturado pupilo que permitiste olvidar.

Creí que podría llenar el hueco de tus cadenas. En mi pecho, ese tan frágil en apariencia, guardo un corazón que tú has roto mil veces. Lo has roto por tu silencio, por tus falsas promesas y por las miradas vacías que me has regalado con el paso de las décadas. Sé que me has amado, pero no como yo lo he hecho. Ahora caminas junto a otro, lo abrazas de una forma que jamás lo hiciste conmigo y consuelas sus heridas en el alma, un alma menos torturada que la mía, como si fueras un padre. Le amas de mil formas distintas. A mí sólo me tienes como un viejo trofeo. Pero, lamentablemente, no soy una muñeca vestida de fulana que puedas mostrar como una medalla en medio de una habitación polvorienta.


Si quieres conservarme que sean en tus recuerdos, porque a tu lado no voy a permanecer. No voy a esperarte. Nuestro tiempo ya pasó Marius.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt