Jesse Reeves se presenta. De nuevo toma el mando de su propia voz y decide recordar a Maharet, su legado y Khayman.
Lestat de Lioncourt
En una pequeña habitación cabe todo
lo que amabas. Hay tantas cosas que desconozco, que se han perdido
como si las hubiesen tragado las arenas del desierto, y me conmuevo
al recordar tu tenacidad, tu asombroso poder y la verdad que siempre
me ofrecías. Sabías calmar mi alma y saciar mi sed de conocimiento,
pero poco a poco te apagaste. Volver a tenerla fue una lápida
pesada, pero aún más esa voz inconsciente que clamaba poder.
Recuerdo tus ojos azules vibrantes y
poderosos. Me tocaste el rostro, pasaste tus largos dedos por mis
mejillas, y me susurraste que me querías. Siempre me habías
protegido. Creo que te recordaba el pasado y el futuro que no
tuviste. Era parte de las raíces más fuertes. Me dediqué en cuerpo
y alma en ser lo que tú deseabas que fuera. Quise ser tan firme como
tú. Deseaba ser tan interesante y comprensiva. El misterio te
envolvía. El poder de la sangre ardía en tus venas. Tú me
salvaste, como si fueras un ángel, mientras él, Mael, lloraba mi
destino.
Hubiese dado cualquier cosa por volver
atrás, saborear los instantes más simples y vivir apasionadamente
aquellos que dejé pasar. Quisiera escuchar tu voz llamándome,
invocándome como si fuera uno de tus viejos espíritus, para
sentarme a tu lado, como he hecho mil veces, mientras tejías
intentando sentir la quietud del mundo. Un mundo que seguía
latiendo, extendiéndose y consumiéndose mientras regresaba a la
vida. Tú eras el germen sagrado de nuestra familia. Khayman te
amaba. Jamás vi algo más que bondad y necesidad en sus ojos
oscuros. Te contemplaba como si fueras una diosa.
Reconozco que no supe apreciar del todo
los conocimientos que guardabas. Me sentía asustada, extasiada y
doblegada. Pensé que jamás podría superar tu poder. Ahora
comprendo que tampoco podré aceptar la responsabilidad que cargabas.
Guardaste el dolor. Conservaste la calma frente a mí. Me alejaste.
Decidiste que debía seguir siendo inocente. Querías ocultarme la
verdad como si fuese una niña. Sin embargo, ahora ya no estás y
debo afrontar el silencio de tu voz, olvidar la sensación de tus
caricias y seguir luchando porque la tribu necesita a todos y cada
uno de nosotros.
Soy Jesse Reeves y estoy orgullosa de
ser descendiente de Las Gemelas y Khayman. Pertenezco a La Gran
Familia.
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