Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 17 de abril de 2015

Por favor...

Mael no está muerto. Marius lo dijo en Sangre y Oro y se recuerda en Príncipe Lestat que "Era demasiado viejo para morir así". Así que... sólo puedo decir... ¡A él nadie le dijo que debía personarse y luchar! ¡No es justo!

Lestat de Lioncourt 


Puedo contemplar el mundo como si no perteneciese a éste. Me he convertido en una pieza fuera del rompecabezas. No tengo porque aceptar las reglas ni seguir los pasos de mis congéneres. Acepto que no soy perfecto, pero también sé que mis vicios son parte de mis virtudes. Observo detenidamente los bosques, frondosos y solitarios, donde una vez fui parte de un pacto cruel. He regresado a caminar solo. Acepto que la soledad a veces es necesaria, deliciosa y puede fortalecerte.

Me dije a mí mismo que debía asumir mis miedos, las verdades insólitas, las desdichas de mis andanzas, la verdad que aún conservo y la cordura que parece diluirse. He negado la llamada de otros. Escuché las muertes, observé las Quemas a lo largo y ancho del mundo, vi la peor pesadilla de cualquier ser viviente y vi lo increíble que podía ser el talento vampírico unido a la ciencia y la tecnología. Sin embargo, sé cuando debo guardar silencio solemne.

Estuve a punto de ir a su encuentro. Pensé que debía volver a buscarlo. Sin embargo, lo vi acompañado de ella. Vestía como un muchacho joven. Tenía su larga cabellera negra cortada de una forma similar a la de un varón rebelde. Llevaba la ropa ancha, ocultando su figura, y él la asía de los hombros como si fuese su hijo. Sentí impotencia.

Había dado un portazo y nadie lo había escuchado. Ellos habían proseguido su vida. Unieron sus recorridos a otros. Unos lazos que yo recordé similares a los de Maharet. Ella, la diosa de ojos fríos y mortecinos, había recuperado su vista según había logrado escudriñar en las mentes de otros. Los rumores siempre habían sido propagados con rapidez entre los nuestros. Las noticias viajaban por cualquier medio. En la radio sonaba la voz de un joven creado por Marius. Podía escuchar en su dulce timbre de voz la verdad más terrible. Éramos una tribu sin líder. Siempre opiné que estábamos desvinculados los unos de los otros, que íbamos a terminar enloquecidos, y no me equivoqué demasiado.

Sigo vivo, pero con el corazón roto. He visto a viejos compañeros, he tenido el conocimiento de sus vidas a través de un libro y las ondas de radio de un muchachito entre los nuestros. Tal vez sueno desesperanzado, pero quizás sólo estoy agotado. Decidí ocultarme, enterrarme, sanar mis heridas y reaparecer cuando todo hubiese tomado un matiz distinto. En mis largos sueños viajé a mis recuerdos, los cuales eran mucho más deliciosos que la realidad que hoy en día vivimos. No estoy desalentado. Sin embargo, me siento completamente absorto ante la situación. No he participado, pero he visto el dolor. He podido sentir el fuego como si me quemara a mí mismo.


Por favor... que el mundo no se destruya... Quiero volver a ver a Jesse, abrazarla, ofrecerle algunas palabras de consuelo y llevar flores a la tumba donde yacen los restos del único ser que quiso comprenderme.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt