Armand se siente abrumado, pero creo que todos lo estamos. Somos una tribu.
Lestat de Lioncourt
He vivido muchas veces miles de
decepciones, sin embargo ahora intento sobrellevarlas con más
ímpetu. Canalizo el dolor a través de viejas poesías, videos donde
puedo observar los distintos momentos del día y contemplar la
evolución de las calles cercanas a mi edificio. Me encierro en mí
mismo. Intento enfatizar con el exterior, mezclarme con todos en las
grandes producciones de teatro y disfrutar de las exposiciones de
arte más vanguardistas; sin embargo, me siento solo. Creo que estaré
siempre solo. Me hallaré en la oscuridad más pétrea buscando la
solución, pero la luz no llegará.
Él se llevó parte de mí. Arrancó
mis ilusiones y las destruyó. Cada mentira que murmuraban sus
labios, cada caricia que envolvía mi alma, se convirtió en una
tortura. Marius no reconocerá jamás sus errores. No lo hará como
yo deseo. Soy un juguete roto que pasea por las calles sin dueño,
sin compromiso y prácticamente sin esperanza. Benjamín me observa
minuciosamente cuando tomo asiento en silencio. Me contempla como si
fuese un ángel, pero sabiendo bien que soy un monstruo. El rubor de
mis mejillas, la tonalidad rosácea de mis labios, y el calor que
desprendo avisan que he matado de nuevo. He arrebatado una vida sin
sentir repulsión por mí o por el pobre diablo que yació en mis
brazos.
Antoine parece empeñado en estar junto
a mí, comprendiendo la vida misma desde la muerte y la frustración
de mis ojos pardos. Sus ojos azules son un océano que provoca que me
ahogue en ellos. Quiero llorar cuando escucho la música desgarradora
que logra arrancar de cada una de las cuerdas de su violín.
Hoy, precisamente hoy, me he sentado en
uno de los salones observando como las noticias se dispersan por las
ondas de la radio. Internet es brillante. He aprendido a utilizar
varios tipos de aparatos que poseen la capacidad de conectarse a las
redes sociales, bancos, páginas web de información y diversos
portales de vídeos donde puedo descargar música, noticias,
innovaciones artísticas y diverso contenido que parece atraer a los
más jóvenes. Por ello me he sentado allí, para observar la nueva
página que Lestat ha pedido construir, hay numerosa información
sobre todos nosotros, listas de desaparecidos en las quemas,
homenajes artísticos a todos nosotros y estamos comunicando notas de
prensa donde se ruega asistencia a diversos actos. Es una maravillosa
locura. Creo que es una oportunidad única. Sin embargo, me veo en la
necesidad de observar todo y dejar que el tiempo discurra frente a
mí. Mis ánimos están bajos, el dolor no desaparece y Antoine
insiste en pedirme una oportunidad con tan sólo una mirada.
Todavía no sé que hacer. Quiero huir,
pero mi responsabilidad me lo impide. Quiero creer, aunque ya no
quedan cuentos de hadas que pueda asumir. Soy un niño perdido, un
adolescente eterno, que intenta sobrellevar el momento más dulce que
jamás ha vivido. La felicidad siempre me ha aterrado. Ya no soy
líder de una secta, ni el director de un teatro podrido hasta los
cimientos de oscuridad y crueldad, tampoco soy el muchacho perdido
con lágrimas en los ojos de las calles de Venecia. Doy las gracias
al pasado por haberme enseñado a amar y odiar. Deseo abrazar la
pasión de éste fabuloso comienzo, pero el temor, intrínseco en
todos nosotros, a veces provoca que quiera alejarme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario