Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 11 de mayo de 2015

Ésta vida.

Flavius logró su pierna, al igual que otros salvaron su vida o su vista gracias a Fareed y la ciencia. Éste es su relato.

Lestat de Lioncourt


La ciencia avanza. Cuando era un niño la medicina era prácticamente magia. Pocas personas eran capaces de sobrevivir a unas fiebres. Perdí una pierna en una cacería. Un jabalí me destrozó el miembro y nada se pudo hacer por él. Los médicos me salvaron la vida, pero parte de ésta quedó truncada. Era un hombre fuerte, saludable y no permití que la muerte se llevase mi coraje.

Actualmente todo es distinto. No puedo dejar de contemplar mi nueva pierna. Parece como si el sol pudiese aún darme de lleno, entrando entre las hojas de las parras, mientras mi amo recitaba algunos poemas y se preguntaba sobre el futuro, el designio de los dioses y la filosofía más actual. Los pensadores y poetas se mezclaban en su mente mientras el aire acariciaba mi rostro, el sudor empapaba mis ropas y me hacía ilusiones con vivir eternamente a su lado.

Admito que si alguna vez amé fue a ese hombre. Amé sus silencios, pero también sus palabras llenas de dilemas. Igual que amé sus cuidados y preocupaciones. El amor se manifiesta de mil formas distintas. Ahora cuando admiro el prodigio de la ciencia le recuerdo a él, compadeciéndose terriblemente por mi destino y sus ojos llenos de lágrimas mientras me abrazaba. Cuando murió lloré por él, porque mi vida sería distinta. Él me daba la libertad, pero yo no sabía ser libre. Había aprendido a vivir en una sociedad distinta, con un comportamiento asumido y una cama, comida y bebida asegurada.

Ahora soy esclavo de algo más que cadenas. Pero gracias a la esclavitud, y al destino en sí, conocí a Pandora y pude tener la suerte de tener una vida plena. Lloro porque temo perder lo que tenemos, pero también lloro porque he logrado alcanzar uno de mis grandes sueños. He destruido esa pieza de artesanía y ahora corro por las calles, bailo en los salones y observo los dedos moviéndose como si siempre hubiesen estado ahí.


En estos momentos estoy junto a Gregory, Avicus y el resto de inmortales. Tengo en mis manos un viejo libro que recopilan poemas de autores clásicos. Ovidio viene a mi mente como un susurro glorioso, delicioso como las viejas uvas que saboreaba lentamente, al igual que los campos y el sabor de la carne cazada con mis propias manos. El murmullo de sus corazones, latiendo casi al unísono, me tranquiliza y crea un ambiente soporífero. Al fin la tranquilidad vuelve. La voz se apaga. El mundo resplandece. La ciencia avanza, la vida continua.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt