Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 11 de mayo de 2015

Belleza...

Él sólo quería ayuda, pues se sentía herido. Pero ahora no hay problemas. Al menos eso creo.

Lestat de Lioncourt


Podía escucharlo susurrar incoherencias. Por mucho que intentara obviar sus palabras inútiles, ese balbuceo incomprensible, aparecía como el zumbido de un insecto. En ocasiones lograba captar alguna frase coherente, pero la mayoría de ellas eran absurdas e incomprensibles. No conocía la lengua, aunque era capaz de averiguar el significado de cada una de las palabras que llegaban a mí como una bocanada de aire.

Una noche me encontraba en el taller. Mis manos se movían ágiles, aunque precisas y lentas, sobre una nueva pieza. Era una concha perfecta que había encontrado en una de las playas cercanas a nuestra residencia. Durante varias horas había examinado la pieza. Me pregunté si podría sacar a Venus salida del mar. Una Venus más inocente y menos sexual. Quería un ser que daba sus primeros pasos en el mundo, tomando conciencia de su poder, pero esa voz empezó a parlotear algo sobre la belleza, el poder y la vida.

—Muchos viven pero pocos tienen el poder de controlar su propia historia. No conocen la belleza del poder, ni el éxtasis de la hermosura más fina y fragante. Las flores son hermosas, contienen poderes inconfesables, y pueden ser símbolos de un mundo perdido. Belleza, belleza, belleza, belleza...

—¿Quién eres?—pregunté arrugando la nariz.

No hubo respuesta. Nunca tenía respuesta a mis preguntas. Siempre existía un insondable silencio que me provocaba un sentimiento de soledad insoportable.

—La belleza, ¿verdad? Es hermosa la belleza—llegó a decir.

—Bueno, es belleza—respondí—. Ese es su fin.

—Conoces la belleza. Creas belleza. Te gusta la belleza—murmuró.

—¿Quién eres?—dije nuevamente.

Me dio nuevamente la espalda. Decidí que debía volver a retomar mi trabajo. Sin embargo, tenía la sensación que alguien me observaba. Pensé que era un ser mucho más antiguo que Arion y yo misma. Aunque me conocía bien. Sabía que amaba la belleza de los camafeos y sentí un escalofrío que recorrió toda mi columna vertebral.

—Mata por mí. Estamos sufriendo. Hay muchos jóvenes que no valen para nada...

—No—respondí—. No me apetece mancharme las manos con los llantos de esos inútiles. Si quieres matar a alguien hazlo tú. Yo no voy a mover un dedo por ti. No sé quién eres y no quiero saberlo—respondí centrándome en mi trabajo.


Volvió en otras ocasiones, pero siempre lo ignoré. Fue sencillo. Una noche ese murmullo desapareció. Arion también lo escuchó, pero él disfrutaba demasiado de su pasatiempo favorito: el ajedrez. Ninguno le hizo caso. Manfred no lo escuchó. Sin embargo, hubo ocasiones que me sentí más irascible que nunca.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt