Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 26 de junio de 2015

Mi camino

Estoy cansado de escuchar a cientos quejarse de sus vidas. Muchos alzan sus brazos y braman al aire por sus propias equivocaciones. Nosotros decidimos los pasos que vamos a dar, pues elegimos que camino tomar. Hemos trazado nuestras huellas sobre el mundo y no podemos dar marcha atrás. Las decisiones, equivocadas o no, han formado al hombre o la mujer que eres. No puedes odiar lo que ya es parte de ti, pero sí puedes intentar cambiar para que esos errores, los que tanto te han hecho llorar como madurar, sirvan para algo más que para sentir dolor, desesperación o tristeza.

He arriesgado mi vida para rescatar trozos de mi pasado y sentimientos que creo de un valor incalculable. A veces he cometido los mismos errores varias veces. He confiado demasiado en mí o en otros, pero no me arrepiento. Si volviese a nacer viviría cada error y cada victoria como el primer día, como si fuese algo totalmente nuevo, aunque supiese el resultado. Si cambiara alguna coma en mi historia, en éste hermoso libro que llevo narrando durante siglos, modificaría el resultado y dejaría de tener las experiencias y las vivencias que tanto me han costado lograr.

De todas las decisiones que he tomado creo, sin duda alguna, que la más importante fue salir a cazar esos lobos. Pude haberme negado y rechazado las plegarias de los pobres pastores. Sin embargo, la comida era escasa, los bienes preciados y, aunque los lobos estaban en su derecho a sobrevivir como nosotros, tuve que darles caza. Recuerdo la sangre caliente empapando mis manos y el horror de contemplar a mis mastines muertos, arrojados en el suelo sin una gota de vida, con su pelaje ensangrentado y su bondadoso hocico destrozado. Fue terrible el camino a casa, pero me endureció. Cambió algo en mí y germinó un deseo insaciable de ser libre, como esos lobos, y vivir antes de morir. No quería condenarme a estar recluido en un lugar como aquel, una prisión de altos muros de piedra, que era lo que ahora llamo hogar.

He regresado al punto de partida. Es como si hubiese tenido una mala tirada de dados y me hubiesen enviado al inicio del juego. No me arrepiento. Me encanta jugar. He apostado muy fuerte, como ven, y no he salido perdiendo. Ahora todos me llaman príncipe y jalean mi nombre. Hay eternas colas de jovencitos que quieren verme cuando decido aparecer para todos y dar mis famosos discursos. Me aplauden, halaban mis correrías y suspiran gritando que me aman. No me aman, me adoran. Me adoran como adoraron en su día a las estrellas del celuloide o a Dios mismo.

Sé bien que el verdadero amor se halla en el corazón de aquellos que han soportado mis caprichos, que han intentado que mi camino fuese más fácil y cuando me abrazan, notando sus duros cuerpos contra el mío aún más fuerte y terrible, noto esa bondad que no hallo siquiera en mis víctimas. Hablo de mi madre, de Louis, Armand, Marius o David. Por supuesto hablo de Rose o Viktor. No se confundan. Los amo a todos ustedes, pero he aprendido que aquellos que más me aman son los que han soportado de primera mano mi estupidez e irracionalidad. Incluso aún amo a Nicolas, aunque sea un recuerdo amontonado sobre cientos de escombros.


Los lobos me llevaron a Nicolas, él me habló de París y París fue mi tumba, mi resurrección, mi esperanza y mi despegue. Arman fue mi primer impedimento, pero también el primer error que cometí. Debí escucharlo y comprender el dolor que tenía marcado a fuego en su piel. Busqué la verdad junto a mi madre, ambos como un dueto mortal unido en la oscuridad y la insaciable sed, hallando tragedia, verdades a medias y secretos insospechados en Marius. De no haber sido por él no hubiese sabido de los Padres Inmortales, aunque tuve que abandonarlo. Decidí que haría mi propia aventura y busqué un lugar nuevo, donde creí que los vampiros todavía no poseían un territorio claro. Busqué lo salvaje. Y en lo salvaje, en un Jardín Salvaje y hermoso, a solas encontré a quien me haría famoso por su dolor y sus miserias, pero también por mis aciertos y discursos para nada encantadores. Louis, mi Louis. Él siempre será mi Louis. A partir de allí los amigos y los malos momentos se han ido uniendo. Ahora puedo decir que soy parte de todos, pues Amel es parte de mí. Los conozco a todos, siento un amor inmenso por ellos, pero sé que quienes más me aman son quienes me han ayudado a levantarme.  

Lestat de Lioncourt 

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Lestat de Lioncourt