Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 27 de junio de 2015

Orgullo.

Tú y yo tenemos un problema Louis y se llama orgullo. Eso lo sé. Aunque siempre terminamos doblegándonos.

Lestat de Lioncourt


—Deberías salir y conversar con él—dijo apartando el libro que estaba leyendo—. Louis...

—¿Yo soy quien tiene que dar su brazo a torcer? ¿Yo?—pregunté frunciendo el ceño. Mis cejas oscuras prácticamente se juntaron, las ligeras arrugas dieron a mi rostro algo de vida y mis ojos se llenaron de recuerdos que a duras penas lograba dominar—. No deseo doblegarme con tanta facilidad.

—El orgullo...—suspiró.

Su rostro no era el de un niño, pero tampoco el de un hombre. Ante mí tenía a un ángel con los labios carnosos, el cabello pelirrojo perfectamente cepillado y los ojos cafés cálidos que me observaban con curiosidad. Era hermoso, pero ni siquiera su belleza podía evitar que contuviese cierta maldad, la misma que yo poseía y que todos teníamos germinando en nuestra alma junto a nuestros dones. Si bien, tenía razón. Me dejaba arrastrar por mi orgullo.

Ese orgullo me estaba matando. Podía sentirlo cerca. Escuchaba su corazón y, en ocasiones, incluso podía oler la fragancia que siempre utilizaba. Me sentía arrinconado contra la espada y la pared. Regresar a él sería tolerar sus andanzas, sus meses sin saber noticias suyas, sus mentiras y la hipocresía de su sonrisa a la hora de decirme que me había necesitado. No me necesitaba. Él estaba bien en su extraña soledad, pues es experto de tener siempre imbéciles que corean su nombre.

—Te recuerdo que el orgullo mató todo lo que había entre Marius y yo—aquella frase me sorprendió.

No había hablado jamás con él sobre esas cuestiones. Para mí era habitual escuchar sus discusiones telefónicas, así como verlos en persona dialogando durante horas intentando llegar a un acuerdo. La última vez había sido una explosión, un caos terrible, y Marius se había marchado vociferando que con él era imposible de llegar a un término aceptable. ¿Qué era lo aceptable? No lo sabía. Jamás lo sabré. Nunca me he propuesto desenmarañar todo ese entuerto de palabras llenas de un pasado que ellos únicamente podían comprender.


Dejé el libro a un lado y decidí salir de la habitación. La noche era agradable y él no estaba lejos, pero ya había dado media vuelta a sus pasos. Se marchaba de la ciudad. Él se marchaba de mi vida otra vez. Mi orgullo nos estaba dividiendo, pero también el suyo. Tenía que ocurrir una tragedia para que él y yo nos encontráramos de nuevo. Una tragedia como siempre. Un hecho doloroso, algo que nos impactara de lleno y nos tuviésemos que hablar como no deseábamos hacer.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt