Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 20 de julio de 2015

A salvo del odio y del rencor

Siempre lo he dicho. El odio no merece la pena. El rencor no es recomendable. Hay que seguir adelante y dar lo mejor de uno mismo sin mirar atrás. Me alegra que Jesse siga ese camino.

Lestat de Lioncourt


Todavía no puedo aceptar su muerte. Es imposible que tenga que tolerar su pérdida. Era inocente. Sin embargo, he concedido el perdón que tanto cuesta a los mortales ofrecer. Tal vez es su sangre, sus recuerdos de todas lecciones que ella me ofreció, o quizás es porque ya no sé vivir con rencor en mi corazón. Ni siquiera guardo rencor a quien me arrebató a mis padres en aquel brutal accidente de tráfico, como tampoco lo guardo a todos aquellos que me despreciaron por el simple hecho de ser demasiado joven en un mundo competitivo y lleno de misterios que creían que jamás comprendería.

Soy incapaz de guardar en mi corazón odio o venganza. Sólo quiero paz. Comprendo bien los sentimientos que poseían Khayman y Maharet. Ellos querían vivir lejos del mundanal ruido, aceptando la naturaleza salvaje como ellos, y ofreciendo a otros su cobijo como si fueran un ave y nosotros sus pichones. Éramos sus hijos. Todos y cada uno de nosotros éramos parte de su legado. Ahora ese legado parece convertido en un montón de escombros que poco a poco van reconstruyéndose.

Cuando conocí la noticia creí que jamás sería capaz de reponerme. Era como si me hubiese convertido en una estatua de piedra que se quebraba por dentro. Miré a mi alrededor y parecía haber cambiado drásticamente. De nuevo mi destino lo habían cambiado otros tomando una decisión errónea con motivo de una locura colectiva.

No puedo odiar a siquiera al espíritu que estaba confinado en la hermosa, muda y absorta Mekare. Ella era su cárcel y lo condenaba a una vida vacía. Se había convertido en un calvario de piel, huesos y carne dura como el cemento. Tal vez detesto sus decisiones, pero fueron tomadas por el dolor y el rencor que ya parece haber desaparecido en él.

Ahora comprendo mejor el mundo. Sé que él me conoce y yo lo conozco a duras penas. Amel es el espíritu que siempre estuvo vinculado a mi familia, a su sangre, su linaje, su verdad y por lo tanto a mí. Entiendo mejor las órdenes que me fueron encomendadas cuando era parte de la Orden de Talamasca. Sé que otro espíritu, no tan distinto de Amel, me ofrecía los medios suficientes para mantenernos alerta de un posible despertar de su viejo compañero.

El mundo de los espíritus parece más insondable que cuando las Gemelas Pelirrojas jugaban entre los frondosos árboles de aquel oasis en mitad del desierto. Mucho más duro y difícil de comprender que los pasos de los pies desnudos de aquellas dos hechiceras. Sin embargo, sonrío al pensar que ellas están libres de toda culpa, eufóricas porque pueden volver a mirarse una a la otra y tener como guardián para siempre, durante toda la eternidad, al hombre que tanto las admiró y amó. Ese bondadoso guerrero vuelve a ser parte del símbolo de mi vida, aunque algunos lo recuerdan como el monstruo que arrasó el mundo en tan sólo unos meses.

Si escribo estas líneas es para recordarme que no debo odiar. Odiar es de cobardes. Guardar rencor y odio no trae nada bueno. Mi espíritu se verá contaminado con las flaquezas de otros. Quiero ser fuerte. Deseo ser la mujer fuerte que apoye a David Talbot en ésta nueva etapa. Deseo ser crucial, al igual que el resto, para mantenernos al servicio del Príncipe y de la Talamasca. Somos más que seres muertos, pues estamos vivos. Somos más que colmillos, sangre, horror, muerte, y oscuridad. Somos una luz en plena penumbra que ilumina los sueños de un mundo que cree que siempre ha estado en calma.


Soy Jesse Reeves y me siento liberada del horror que siempre me ha rodeado. Soy una nueva mujer. Las lágrimas ya no son parte de mi vida. Ahora sólo queda ser fuerte, como el resto de nosotros, y anteponer el bien común al propio... pues esa es la mayor enseñanza que me enseñó Maharet.    

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt