Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 26 de julio de 2015

Vampiros en el cine

Daniel Molloy ha vuelto a dar su nueva opinión, su artículo en nuestra sección web. Esta noche estará en la voz de la Tribu, junto al resto de compañeros, y un invitado especial. ¡No se lo pierdan!

Lestat de Lioncourt 


Actualmente hay una fiebre irrefrenable sobre el mundo de la oscuridad, los “monstruos” que nos ocultamos del sol y nos disponemos a vivir a costa de la muerte de otros. Esa fiebre, o deseo de conocer absolutamente todo sobre nosotros, ha generado una ola de arte muy variado. Hay artistas gráficos, escultores, escritores y diseñadores que se dedican a crear un mundo ya consolidado, dando su propia perspectiva o reverenciando a los clásicos del género. No hay duda que los jóvenes de hoy en día no tiemblan ante un par de colmillos, sino que se dejan llevar por el deseo de conocimiento y diversión.

Hay un subgénero importante de directores empeñados en llevar al cine cualquier novelucha barata, entre ellas absurdas criaturas que brillan bajo el sol y que dicen ser vampiros. Opino que cualquiera puede ser escritor, pero pocos serán recordados con el paso del tiempo como grandes en su género. Nosotros no somos personajes, por suerte o desgracia, sino criaturas que aguardan el momento para lanzarnos sobre nuestra presa.

Cuando era mortal sufrí ese delirio, esa necesidad de saber todo sobre los vampiros, debido a un encontronazo casual que se convirtió en novela y testimonio indiscutible para una nueva generación de vampiros. Las nuevas tecnologías, las réplicas que precedieron, la verdad contada con pelos y señales de otros inmortales, los testimonios gráficos y las diversas oleadas de películas llenas de vampiros que nos emulaban, como si fuese fácil emular el dolor real de nuestra carga. Muchos se sienten desgraciados, pero desean la inmortalidad aferrándose a ella. Si bien, la mayoría nos sentimos afortunados, aunque hayamos sufrido grandes tormentos y estuviésemos a punto de perder el juicio.

Un vampiro es algo más que el símbolo de sus colmillos manchados de sangre en las grandes pantallas de un cine, al cual acuden jovencitas suspirando por la idílica imagen de un actor atractivo y un argumento que emula a Romeo y Julieta descaradamente. Las tragedias de amor y sangre son muy populares. Por desgracia, en ésta sociedad, no se puede ofrecer la verdad tal cual es porque no interesa. Si bien, Benjamín ha logrado algo que creíamos impensable. Ha mostrado al mundo lo que somos y, aunque millones siguen nuestra radio creyendo que es una performance, parece que es una visión mucho más atractiva que los clásicos romances de verano.


Aún así, pese a todo, nosotros disfrutamos del cine y de cualquier género. También de las series, documentales y cualquier producción que se emita en televisión y pueda ser interesante o informativa. Suelo disfrutar de la compañía de Marius, así como la de otros inmortales, cuando enciendo el televisor y buscamos alguna serie o película que pueda persuadirnos. Por supuesto, seguimos yendo al teatro, conciertos y cualquier evento nocturno. Las representaciones artísticas, los museos que abren en la noche para ofrecer un recorrido distinto a quienes desean acudir a ellos o las visitas culturales a zonas de la ciudad que, incluso para nosotros, pueden ser desconocidas. No somos tan distinto a todos ustedes, pero no somos como imaginan muchos.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt