Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 12 de agosto de 2015

Lirios

Marius recuerda la situación de Amel de hace unos años en éste texto. Por favor, recordad los lirios.

Lestat de Lioncourt

Brasil era muy distinto a la Europa que tanto añoraba. El mundo estaba más consumido y deteriorado, las diferencias eran más palpables y podías encontrar cierto encanto incluso en los ritmos más populares. Todo era distinto. Era una flor salvaje al otro lado del océano, un infierno de pasiones desmesuradas y que se diseminaban a lo largo de la costa que tanto me complacía. Allí, en aquel lugar, Daniel era feliz. Él parecía haber recobrado el ánimo y olvidado al fin el terrible suceso que lo hundió en la oscuridad de su mente. Ya no era el muchacho enajenado, sino el joven periodista cargado de curiosidad y deseo de vivir en plenitud.

Allí, alejado de las viejas catedrales y recuerdos de la gloria de Roma, recordaba las noches venecianas como si fueran un fantasma cruel y déspota. No podía dejar de sentir insaciables deseos de recuperar el tiempo perdido, el cual parecía haber engullido las arenas del desierto donde hallé a Padre y Madre. Las imágenes del santuario que construí para ellos, a las afueras, se repetían como las campanas de media noche. Venían a mí recordándome todo el sufrimiento que padecí por mantenerlos a salvo de la secta que dirigía Santino. Y entonces, como de la nada, aparecía su rostro de piedra y los lirios. Eran los mismos lirios que pintaba en las fachadas de las casas abandonadas, igual que los jóvenes rebeldes que imprimían sus dichosas pinturas urbanas en tierra hostil.


Los lirios. No olvido los lirios. Ahora comprendo el significado de aquellas imágenes. Sé porqué todo ocurría de ese modo. Entiendo el motivo por el cual no me sentía solo. Él estaba allí, como siempre estuvo, escrutando mis recuerdos y seleccionándolos para que no pudiera escapar de ellos. Me hizo prisionero de mis sentimientos y finalmente logró que todos entendiéramos su dolor... ¡Pero fue a un precio terrible! Todavía puedo percibir el miedo.

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Lestat de Lioncourt