Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 10 de septiembre de 2015

Muerte de un arrepentido

Ahora comprendemos porqué Santino apareció allí. Estaba a punto de pedir disculpas y aceptar el castigo que fuese, pero él decidió que Thorne lo matara. Marius actuó mal y creo que lo sabe bien.

Lestat de Lioncourt


—Has venido—dijo acomodando su elegante túnica borgoña.

Marius poseía un aspecto imponente e imperturbable, pero realmente era el peor enemigo que podrías cruzarte. Tenía una soberbia tan exacerbada como su ira. Sus ojos azules, profundos y gélidos, me contemplaban como si fuese una mosca a la cual aplastar de una palmada. Era sólo un títere al cual daba vida para generar odio y miedo hacia mí, mis viejos actos por los cuales ya había pedido perdón, y por los nuevos que estaba realizando, los cuales estaban dirigiéndose a caminos distintos a los que siempre transité. Él no me perdonaría jamás aquel incendio, ni la muerte de sus pupilos, ni amar a Pandora y Armand como lo hacía. Sobre todo el amor y el respeto que tenía hacia esas dos magníficas creaciones.

—Tú me has llamado y yo he accedido—indiqué acomodando mi túnica negra.

Amaba las túnicas, al igual que él. Adoraba el roce de la tela contra mi piel. Eran admirable, incluso deseables, los encantadores trajes italianos. Amaba contemplar la ropa actual como si fuesen joyas, pero no eran para mí. Me sentía extraño enfundado en aquellos trajes hechos a medida. Si bien, asaltaba las joyerías más lujosas y llenaba mis manos de anillos de oro, plata e incluso aleaciones baratas. No importaba. Me gustaba la joyería fuese barata o extremadamente cara. Era como una urraca que adoraba el brillo, sobre todo el dorado, de los complementos que podía encontrar en el almacén de cualquier orfebre.

Y allí, junto a él, miraba mi sello de oro son la S estampada. Pensaba en mi pasado, pero también en mi futuro. Deseaba contar mi historia a otros más jóvenes, hacerles entender lo equivocado que estaba y demostrarles que había cambiado. El verdugo del fuego, el líder de la Secta de Roma, había cambiado. Era un ser distinto. Quería encontrar a vampiros como Landen, el cual sabía que seguía vivo, y conversar con ellos en los cafés al caer la tarde.

Él, sin embargo, se frotaba las manos esperando que el juicio comenzase. Maharet parecía disgustada, casi forzada a hacer algo que no quería. Por eso se negó. Rechazó la oferta de Marius y yo respiré aliviado tan sólo unos segundos, pues luego, de la nada, noté que mi cuerpo estallaba en llamas y me convertía en una bola de fuego.


Así recuerdo todo. Dolor, fuego, rabia, recuerdos rotos y voluntad quebrada...  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt