Lestat de Lioncourt
Las reglas, o leyes, son importantes en
toda sociedad. En los albores del hombre la sociedad no establecía
reglas mediante la escritura, sino con el simple lenguaje corporal.
Todos sabían que había situaciones en las cuales se debía actuar
de determinada manera, así como realizar los enterramientos con
cierto tipo de cuidados u organizar las labores dentro de la
estructura social de la época primigenia. Se basaba en simples
mecanismos de supervivencia. Actualmente son demasiado complejas y
llegan a ser opuestas a otras previamente fijadas. El ser humano
evoluciona, modifica sus estigmas y rompe tabúes.
Actualmente nuestra tribu está
logrando tener unas reglas básicas, las cuales serán fijadas con la
mayor celeridad posible. Éstas tendrán que ser seguidas por todos y
cada uno de nosotros. Son reglas cuidadas que buscan la concordia y
supuesta equidad. Muchos jóvenes vampiros se movían por el mundo
con algunas de ellas, las cuales habían sido mencionadas ligeramente
en las diversas novelas, que no son más que recopilatorios de
vivencias, sobre nosotros.
Es muy difícil vivir en una sociedad
salvaje donde impera la ley del más fuerte, las venganzas se
secundan como si fuesen un juicio justo y se limitan a escarbar tan
sólo en la superficie. Lestat ha destinado a varios de los nuestros,
especialistas en sobrevivir entre la gran multitud de criaturas que
nos depara éste mundo, para que de ese modo todos podamos apreciar
la paz como un hecho y no como un sueño, una utopía o algo que
simplemente aparece en el imaginario colectivo.
Se pretende alcanzar la paz, pero
también el buen funcionamiento de las diversas instituciones
vampíricas. Éstas instituciones son los ministerios, como así ha
estado fijando Lestat desde hace meses. El ministerio de comunicación
está en las manos de uno de los vampiros más jóvenes, pero también
especializado en las nuevas tecnologías y que ya cumplía su
respectiva función. Benjamín está logrando unir el pasado con el
presente, llegando a todos los tipos de seres que cohabitan con
nosotros. Los vampiros y los humanos no somos los únicos.
Fijar las reglas es importante, pero lo
realmente primordial es que se cumplan. Necesitan ser claras,
sinceras y efectivas. Por eso mismo Marius modifica ciertos matices
para que éstas queden expuestas ante nuestra sociedad. No somos un
secreto. Somos una verdad tangible.
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