Lestat de Lioncourt
Querido tío Lestan:
Hoy he cumplido ya doce años. Mañana
será mi fiesta de cumpleaños. Sé que quizás no puedas acudir,
pero me gustaría verte allí. Echo mucho en falta tus abrazos, tus
historias inexplicables y nuestros momentos mágicos hablando sobre
el futuro. No sé que sucederá en los próximos años. Dices que soy
muy joven y puedo hacer todo lo que yo desee. ¿Realmente puedo
hacerlo? Creo que me faltarán vidas para cumplir todos mis pequeños
deseos. ¿Un ser humano puede vivir tanto tiempo? Querría vivir más
de cien años y poder viajar a todos esos países donde dices que has
estado. ¡Sería maravilloso ir contigo! Estoy segura que a tu lado
nada malo podrá suceder. Tú siempre estás ahí para salvarme de
cualquier mal.
A veces me pregunto si realmente eres
humano, pues eres un ángel. Tienes lo que la tía Marge llama
bondad. Yo creo que es algo más que bondad. Cuando era más pequeña
recuerdo que viajé contigo hacia las estrellas y, ahora que he
crecido, no sé si fue un sueño maravilloso u ocurrió realmente. En
muchas ocasiones olvido tantas cosas... ¡Pero eso no puedo
olvidarlo! He olvidado el perfume de mi madre, pero no sus caricias o
sus ojos llenos de tristeza. Igual que no puedo olvidar tus palabras,
ese abrazo firme y la luz de las numerosas constelaciones de ese día.
Todavía no sabía siquiera que eran constelaciones, pero ahora
podría nombrarte algunas de ellas sin dificultad. Sé que decidiste
cambiar mi apellido por el tuyo. Rose Fisher murió aquel día, el
mismo que firmaste los documentos mientras mirabas con rabia a los
que eran mi familia, mientras me jurabas que me querrías como una
hija. ¿Te cuento un secreto? Yo te quiero como a un padre. Tú eres
mi padre, aunque te llame tío Lestan.
Sé que siempre me has dicho que soy
muy madura para mi edad, que he logrado encajar en la escuela privada
donde mis tías y tú me habéis apuntado, y que, por supuesto, mi
inteligencia es brillante. Sin embargo, hay cosas que se escapan de
mi comprensión. Tú siempre has sido muy bueno contigo, aunque no sé
si yo soy todo lo que tú esperabas de mí. Deseo realmente hacer
todo lo que imagino. Quiero ser alguien valioso, como tú, y aportar
algo más que mi presencia a éste mundo.
Me estoy haciendo mayor y todavía
tengo sueños de niña. Tal vez soy muy caprichosa al pedirte que
vengas, al rezar constantemente por verte llegar a mi balcón y que
me alces como si fuese una niña de seis años. Es estúpido. Si bien
sé que soy algo más que una niña adoptada por un hombre amable,
rico y atento. Sé que tú has cambiado el mundo, al menos el mío, y
yo tengo el destino de cambiar el de otros. Quiero hacer algo bueno.
Necesito que me acompañes. Todavía te necesito y dijiste que
estarías siempre conmigo hasta que no te necesitara. ¿Y si siempre
te voy a necesitar? Nunca voy a querer que te vayas. Rompes mi
corazón cuando te veo irte y lo recompones cuando al fin llegas con
un libro, unas muñecas o simplemente un abrazo que me hace sentirme
en casa.
¡Por favor, tío Lestan, quiero
sentirme de nuevo en casa! Amo a mis tías, son muy buenas conmigo,
pero también te quiero a ti. ¿Vendrás? Por favor, di que vendrás.
Con amor,
Rose Lioncourt
No hay comentarios:
Publicar un comentario