Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Yo, Nicolas

Del odio al amor hay un paso... o una melodía de violín.

Lestat de Lioncourt 


Mírame. Mírame te digo. Quiero que me observes y veas lo podrida que está mi alma. Tan podrida como la tuya, poseída por la maldad y la sed. Una sed que repta por mi garganta como una serpiente, enredándose en mi cuello y agarrándome con firmeza. No me suelta jamás. Ni siquiera puedo soñar sin pensar en ríos caudalosos de sangre. Soy un vampiro, un monstruo perfecto como tú y tan podrido como el mundo. La oscuridad me ha hecho su hijo y no el tuyo. Mi amor se ha muerto al conocer las mentiras en las zarzas que eran tus brazos. Mi cuerpo ahora es una prisión y la vida es una condena preciada para un hombre que ama la tortura, una tortura que tiene nombre y tu rostro.

Alza tu mirada hacia mí. Quiero que veas en qué me he convertido. Necesito que el silencio que hay entre nosotros se quiebre de una vez y se convierta en cenizas. Las luces bohemias de los cafés ya se apagaron para ambos. El aroma de la revolución no es más que una pesadilla que se repite ahora en mis sueños. Nunca quise venir a éste mundo para disfrutar de su belleza, sino de lo tóxico y lo blasfemo. Quizás nací para ser un demonio. Tal vez vine al mundo para corromperlo con mis terribles obras. Puede que muchos pensaran que era tu marioneta, que tú podías controlar a éste violinista infernal que se mantenía con esperanzas de amor. Pero no. No puedes porque careces de agallas y deseos. Jamás has tenido deseo alguno de dominarme. Sólo soy una marioneta que se gira alrededor de tu luz opaca.

No eres un ángel. No eres el ídolo que muchos creen. Tampoco eres un héroe. Nunca serás lo que tú quieres ser. Siempre estarás unido a esos sentimientos estúpidos por la belleza, la virtud de los sabios y el romper esas patéticas normas que ni siquiera deberían ofenderte. Te has convertido en un carismático líder sin vasallos. Podías tener el mundo a tus pies y has decidido que quieres caminar por otras tierras, alejarte de mí porque soy tu problema. Soy lo único que no podrás tener nunca y a la vez soy tan tuyo como propia sangre.

Tal vez pienses que estoy loco y quizás no te falta razón. Puede que sea peligroso. Quizás nunca deje de sufrir. Algún día el silencio llegará al mundo, mi voz se quebrará y el alma de éste soldado del arte, de un teatro cargado de mentiras y dolor, quede en paz. Pero por ahora las llamas no arden y las noches no iluminan. Estoy aquí en París alzándome entre las marionetas de éstos tarados sin conciencia. Todo lo que digo es cierto, todo lo que no creo es mentira. Ellos me adoran como si fuese un dios oscuro. ¿Y no somos eso? ¿No somos dioses oscuros?

Los humanos no nos temen. Ellos creen que sólo es arte y el arte no daña. Pero también es artístico una tela de araña tejida con paciencia para atrapar pequeñas y vistosas mariposas. Ellos son nuestras mariposas. Me alimentaré de cada una de ellas como si fuera una viuda negra. Arrancaré sus poemas, como si fueran alas, y de sus almas los secretos más dolorosos. Usaré sus creencias, sus miedos, las esas virtudes y la belleza vacía de sus ojos para que me crean y adoren. Quiero que me adoren como tú no me has adorado. Deseo ser amado, aunque ya desprecio todo lo que simboliza ese patético sentimiento de vanagloria y poder.

¡Y el infierno se hará real porque caminamos por sus calles! ¡París es el infierno y yo soy su demonio! ¡El mundo yace en la mentira y se revuelca en el drama de la hipocresía, la codicia y la ruindad! ¡Somos salvajes! ¡Somos bárbaros! ¡Somos mediocres! Y aún así, querido mío, nos creemos poderosos. Un día los dos nos miraremos a los ojos y nos odiaremos más que nunca, del mismo modo que terminaremos amándonos desconsoladamente. Correremos por las calles siendo quienes no fuimos, disfrutando de una lluvia que no moja y una pasión que no daña. Pero antes nos heriremos hasta drenar cada una de nuestras penas y rabias.



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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt