Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 12 de diciembre de 2015

Lo que Armand no contó

Esto me lo veía venir...
Lestat de Lioncourt 

Había estado persiguiendo a ese estúpido durante algunas noches. Era demasiado atrevido, demasiado voraz, demasiado instintivo y se dejaba llevar por sus impulsos más bajos. Algo en él me llamaba poderosamente la atención y no era la fuerza que le había otorgado la sangre de Magnus. Tampoco eran sus rasgos y el ímpetu de la juventud. No era nada de eso. Era su deseo de aprender, su forma de moverse sigilosamente entre la multitud y de divertirse como cualquier mortal. Había visto a él algo que conocía bien y que pude sentir cerca, como si alguien agitara un viejo tarro de perfume y me recordara que era la esencia de la vida.

Reconocí en él a Marius, mi creador, del cual no había tenido noticias desde el atentado que sufrió en Venecia, cuando yo apenas era un neófito. Muchos decían que no pudo sobrevivir a las llamas, pero yo aún mantenía la fe. Sin embargo, con el paso de los siglos me fui percatando que si estaba vivo no vendría a buscarme, pues yo ya no le interesaba.

Durante noches me arriesgué a ser visto, sobre todo cuando cruzaba intrépido por el cementerio de Les Innocents. Allí, merodeando por el grandioso cementerio, parecía un ángel entre las tumbas, el Mesías de la nueva semilla del mal. Yo jamás deseé ser líder de una pandilla de estúpidos, obnubilados por una fe de fuente débil, pero él parecía querer llamar la atención de todos para que lo siguieran. Era un peligro. Quizás yo no había deseado jamás ser líder de aquellos indecentes, estruendosos y terribles vampiros, pero si ellos se marchaban temía quedarme aún más solo.

Deseé atraparlo entre mis pequeñas y blancas manos, atraparlo como un aguilucho mortal, y despedazar su alma para convertirlo en un adepto. Quería que su brillo se apagara y se convirtiera en sombras. Pero, a la vez, deseaba quedarme a su lado para recordar viejas épocas donde fui extrañamente feliz. Mi alma se debatía en dos mitades y finalmente, como no, ganó la locura.


Decidí atrapar a su amante mortal, torturarlo hasta la locura y ofrecerle el mismo desconsuelo que Santino me regaló. Reconozco que no fue ético, pero funcionó durante algunas noches. Llamé poderosamente la atención de Lestat de Lioncourt. Fui su único pensamiento durante horas y volví a la vida de algún modo. Si bien, también me gané su odio y rechazo. Ahora es distinto. Él dice amarme y yo me siento afortunado, pero hubiese estado bien que nuestra cercanía se hubiese dado hace siglos... cuando más lo necesitaba...  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt