Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 27 de febrero de 2016

Arte

Miró al muchacho a los ojos sintiendo que su alma al fin reaccionaba, pero era incapaz de mostrar sus extraños y fuertes sentimientos. Observaba su rostro como quien contempla una de las séptimas maravillas del mundo. Él conocía bien sus sentimientos, pues realmente  sólo era capaz de amar el arte y su pupilo se lo había dicho. Aquel tritón estaba hecho para crear arte y él lo amaba. Su piel podía ser un lienzo perfecto en el cual dibujar sinuosas caricias. El joven estaba hecho para tentarle e incitarle a crear las fantasías más irresistibles. Él estaba lleno de belleza que evocaba por sí mismo una paleta de sensaciones. Se proyectaba como un ser nuevo nacido para ser torturado provocando una melodía deliciosa que haría llorar a los ángeles.

Deseaba alimentarse de esa obra infinita desenfrenado durante el sexo hasta llevarlo al borde de la muerte, pero jamás le mataría. No podía acabar con aquella maravilla pese a ser un demonio que se alimentaba del placer y del dolor ajeno, consumiendo así las almas de sus víctimas. Sin embargo le haría conocer el filo de la muerte y en esa muerte anunciada, en ese asesinato, también habría arte aunque sería un arte terrible, grotesco y sangriento.

Abarcó su cara con ambas manos y le miró acariciando con los pulgares la comisura de sus labios. Pensó en sus gemidos, igual que en el silencio de su boca amordazada. Su cuerpo retorcido y marcado por miles de injustas caricias sería arte. Y arte terminaría siendo si pintara sobre la espalda con el pincel de su látigo, cincelando marcas terribles que nadie podría borrar. Arte era y sería por siempre.


Su miembro quedó erecto entre sus manos, siendo acariciado como se acaricia el barro para darle forma. Porque el sexo para él era arte y más cuando se hace con una criatura digna para ser contemplada en su estado más salvaje. Tomó su mano derecha del muchacho entre las suyas y la llevó a su miembro. Arte también era atender a un hombre tan anciano, a un demonio que conoce bien los placeres hedonistas, con sólo mostrar ese rubor en sus mejillas. El sexo es arte, profundo y sincero, cuando se tienen sentimientos hacia la obra. Él ansiaba que su pupilo fuese su mejor obra.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt