Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 26 de febrero de 2016

Dance with the Devil

Hacía algunos años que había logrado superar el pavor que me invadió aquellos días. También fue una proeza dejar los vanos intentos de ser un santo. Yo no soy ni seré bueno. Sólo soy excepcional como villano. Pero en los últimos años, y en concreto desde que Amel tomó un hueco importante en mi vida y por lo tanto en mi historia, he empezado a recapitular sus palabras hilándolas con recuerdos efímeros de ese terrorífico lugar. Pero admito que el día de hoy sólo siento una espantosa sensación sobre quién era realmente Memnoch.

He intentado decirme a mí mismo que el Diablo y Dios no existen. Sólo son conceptos. Desde que tengo memoria he visto a las personas postrarse con miedo ante un altar, juntando sus manos, y pedir que Dios se apiadara de sus almas por sus actos pecaminosos y ofensivos. Siempre he escuchado el insistente pretexto de haber sido inspirado por una voz demoníaca dentro de ellos que pedían, casi al borde del llanto, que hiciesen algo terrible. También sé que otros han sentido otra voz que les recordaba lo idiotas que eran al haber caído bajo esos instintos. Por supuesto son ellos y sus deseos más oscuros, así como su conciencia intranquila que no les deja dormir por las noches.

Para mí es más fácil de creer que existe el mal que el bien. El mal siempre es posible. Es más fácil mentir que decir la verdad, dañar que arreglar una herida o insultar que rebatir con lógica y buenas palabras. La honestidad y el honor están desapareciendo de éste mundo. Igual que la elegancia, la belleza más sencilla y pura, la imaginación y el amor. Lentamente el hombre se está convirtiendo en un estúpido frívolo que caminará siempre con miedo. Sin embargo, ya me conocen, sabéis bien que mantengo mi esperanza. Pero están adoctrinando a los niños desde pequeños a olvidar quienes son realmente, imponen unas reglas absurdas sobre el mundo y vallan su imaginación convirtiéndolos en productos perfectos para no sublevarse ante la sociedad, el gobierno, la religión y el supuesto progreso de sus ciudades. Todavía hay lugares donde se reza en las aulas como si estuvieran sus alumnos en siglos pasados.

Pero no es lo anterior, ni mucho menos, lo que provoca que esté pensando recurrentemente en él. Es Amel. Amel me ha hecho pensar en Memnoch más de una noche. He recordado su sufrimiento y esos ojos que clamaban piedad. Aunque no fuese el Diablo, no fuese ese maldito demonio que decía ser, sé que sufría de soledad y de una desesperanza propia de alguien que se cree vencido y superado por todo lo que ocurre a su alrededor. Me he sentado frente al fuego avivando la leña pensando en él, en su particular infierno y en todo lo que me dijo como si fuese su mejor y único amigo.

Hace unas noches una voz contactó conmigo despertando la furia de mi nuevo compañero, de mi inseparable Amel, cuando me rogó volver a verme porque necesitaba seguir nuestra conversación. Por un instante, en mitad de la duermevela, pensé que podría ser el espíritu de Nicolas y me incorporé sin aliento, mirando a mí alrededor para no encontrar nada. No había fantasma alguno en aquella solitaria y lóbrega habitación. Sólo estaba yo sentado frente al fuego casi al borde del amanecer, con la chimenea encendida y rodeado de libros. Me encontraba en mi castillo, con los pendones de mi familia a mis espaldas y un hermoso retrato al óleo de mi madre. Sin embargo la voz seguía hablando.


Cuando el silencio envolvió todo y quedó sólo el chillido del viento contra las ramas pude pensar con calma. Podría ser un vampiro poderoso que intentaba contactar conmigo o Memnoch. No sé porqué pensé que podría ser él. Algo en mí parece que ruega porque sea él. La voz no ha vuelto a surgir. Amel está intranquilo y supongo que no lo haría de ser un vampiro. Desearía volver a enfrentarme a él porque ahora siento que estamos en igualdad de condiciones. Tal vez estas líneas son un ruego inesperado a un futuro encuentro… ¡No lo sé! Algo ha movido los cimientos sosegados de nuestra vida. 

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt