Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 25 de febrero de 2016

Tesjamen, su historia.

Tesjamen ha decidido hablar... 

Lestat de Lioncourt 


Corrían tiempos difíciles para todos y en especial para el símbolo del deseo y la eternidad. Como si al fin Dios mismo se hubiese cansado de su creación alguien comenzó a destruir su obra. Pero yo no creo en Dios aunque sí en la venganza, el dolor y el paso del tiempo que nos vuelve a todos irremediablemente desgraciados. Cuando pude ver con mis propios ojos como ardían varios grupos de jóvenes bajo el poder de un anciano, el cual rápidamente se desplomaba al comprender lo que había ocurrido, empecé a sospechar que sólo éramos marionetas que cobraban vida movidas por los hilos de un espíritu. Siempre lo había sabido pero algo en mí rogaba que no creyera aquello por lo que nunca dejé de luchar.

Mi historia se remonta a tiempos antiguos y a una civilización perdida más allá de las arenas de Kemet, aunque ese fue mi nacimiento. Mi barco transitaba cerca de las costas de África. Habíamos conseguido ganar una pequeña batalla y nos sentíamos eufóricos. La felicidad de ser invencibles nos duró tan sólo unos días. Nuestra embarcación fue interceptada y hundida. Sobreviví porque alguien me introdujo en su navío y me llevó frente a una hermosa mujer.

Jamás había visto tanto despilfarro en un gran salón. Su trono era hermoso, pero no tanto como sus gobernantes. El suelo era rugoso, pero suave. Cada trozo de éste había sido sacado de una cantera y colocado trozo a trozo con una técnica que aún hoy es un quebradero de cabeza. Los muros estaban llenos de inscripciones, pan de oro y pinturas que narraban una historia que yo no alcanzaba a comprender. Había jarrones oscuros, con hermosas filigranas doradas, cargados de flores de diversas tonalidades de blanco y amarillo. El aroma de esa sala llena de súbditos expectantes no la olvidaré jamás. Olía a incienso, flores y sangre. Olía sobre todo a sangre pero ese aroma no lo percaté hasta que caí en la maldición.  

Hicieron que me postrara ante su rey y su reina, aunque bien podrían haber sido llamado dioses, pero sólo ella pareció cobrar vida o interesarse mínimamente en su prisionero. Una mujer hermosa, de delicado rostro y cuerpo curvilíneo, se aproximó a mí llevando sus frías manos hasta mi rostro. Durante algunos minutos noté sus dedos acariciando mis rasgos, inspeccionando mi cuerpo palpándolo trozo a trozo y tirando suavemente del pelo. Tenía los ojos oscuros y profundos, su cabello era negro y parecía sedoso, y su piel era ligeramente dorada.


Ella decidió tomarme entre sus brazos. Después todo se volvió negro y desde entonces la oscuridad me acompaña junto a una sed que va disminuyendo. Pese a todo necesito sangre. Noto como calma mi dolor y mi conciencia cuando tengo la boca llena de ese líquido de vida. Derramo en mis labios la inocencia pútrida de una sociedad que ya no le interesan estas historias. Sin embargo, he querido desbordar mis recuerdos con estos párrafos. 

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt