Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 6 de febrero de 2016

Rata callejera

Caim es un personaje que poseo desde hace años. He logrado adaptarlo a dos novelas, una que se está elaborando. Es un personaje que pertenece a la demonología y lo he adaptado a mis creencias sobre el infierno, mi imaginación y mis deseos de introducir horror y placer mezclado. La "rata callejera" o "el juguete" es un personaje que pertenece a mi pareja. Él lo llama "V". Quizás en unas semanas pueda desvelar más sobre su personaje y la posible trama de la novela. 

El personaje tiene la voz y el aspecto del fallecido Peter Steele:



Sentado en aquel trono elaborado con los restos de pendones, lanzas, espadas, escudos y carruajes de guerra parecía un rey imponente. Un manto de piel oscura, de uno de los diversos y monstruosos animales de las tierras del Mar del Viento, colgaba en el respaldo abrigando aquel suntuoso asiento. Su espalda se hallaba recostada en el respaldo, sus fuertes brazos parecían languidecer sobre los reposabrazos. Tenía los ojos verdes, de un fulgor muy distinto al de cualquier otro demonio, tan llamativos como llenos de rabia. Sólo su mirada demostraba la ira que contenía.

—Se ha escapado, mi señor—balbuceó aquel guerrero tras sacarse el yelmo—. Le juro que hemos intentado encontrarlo, pero ha sido imposible—explicó—. Sus tierras son muy extensas y peligrosas. Posiblemente, ese estúpido, esté muerto.

—Igual que tú—respondió incorporándose enérgico.

Sus botas de cuero, pesadas y de punta picuda, patearon con fuerza la cabeza del joven. El guerrero cayó de espalda a plomo, su armadura era demasiado pesada y sabía que era inútil implorar. Su vida sólo contaba con unos segundos, a lo sumo, y sabía que debía despedirse con cierto honor. Únicamente miró la bóveda, de hermosos ladrillos grisáceos y lustrosos pendones de terciopelo verde, y luego a su rey. De inmediato, y de un corte limpio, fue decapitado por la hoja de la bastarda que Caim siempre hacía aparecer en sus grandes y ásperas manos.

—¡Encontrad a ese miserable!—gritó furioso—. Si no está en mi recámara mañana por la noche os juro que todos vosotros vais a morir uno por uno. ¡No me interesa que la mayoría lleve mi sangre! ¡No me importa acabar con decenas de soldados!—el orgullo herido, así como su ego, provocaba que la ira le cegara hasta arrastrarlo a una vorágine de rabia incontenible.


Su juguete no estaba roto, ni lo estaría. Estaba tomando decisiones terribles cargadas de un ansia de libertad. Aquel demonio, joven y escurridizo, ponía en peligro y entre dicho su poderío. Además, deseaba marcar una vez más aquella piel joven tras torturar su alma y su cuerpo.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt