Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 26 de marzo de 2016

Dios posee aroma a petróleo y dinero

Una nueva crítica "sacrosanta" de Daniel... ¡Ya que estamos!


Lestat de Lioncourt


Es curioso como evoluciona la fe y las religiones a lo largo de la historia. Los numerosos objetos y conceptos sagrados han cambiado convirtiéndose en obsoletos, extraños o carentes de sentido para el hombre moderno. Actualmente se ha dejado atrás el culto a la naturaleza porque los fenómenos naturales ya tienen una explicación científica probada. La evolución del hombre, contada en diversas teorías que colaboran unas con otras, ha sido un enigma que ha terminado desencadenando en desgranar incluso en ADN humano. Poco a poco se van rompiendo las barreras entre lo inalcanzable, que suele ser algo divino, y lo explicable.

Sin embargo siempre habrá personas que se sienten más felices creyendo que tendrán recompensa un día tras su muerte. Es el miedo a la muerte lo que genera aún movimientos religiosos en todo el mundo. Ya no es la explicación de la caída de un rayo lo que mantiene en vilo al mortal, pero sí al llegar la noche la peor de las pesadillas tiene que ver con una fosa, una lápida y flores para el difunto.

La muerte genera muchos ingresos durante toda la vida. Malgastan dinero en productos más sanos, cuando en realidad hay transgénicos terribles para el cuerpo humano. No todas las semillas manipuladas son fabulosas para el hombre, sino que hay una industria brutal que colapsa el mercado y les obliga a usar sus productos. Mientras hay personas que creen que consumen la mejor fruta en las huertas obligan a trabajar al peón bajo cuerda, con productos químicos que contaminan el medio ambiente y que dañarán su salud de por vida. Los residuos descontrolados de diversas empresas, sobre todo las tecnológicas, contaminan el mundo así como el transporte privado provocan una humareda negra en las grandes ciudades. Los pulmones de todos se resienten por culpa de los tubo de escape, el tabaco y numerosos químicos inodoros mientras se talan cientos de árboles por hora.

El hombre sigue rezando en centros religiosos de toda índole a un Dios que les conceda su bondad, su perdón y su amor. Pero cómo un Dios podría perdonar el daño que están causando creyéndose por encima de todo y todos... ¡Imposible! Si realmente existiera ese Dios que genera tanta opulencia a sus sacerdotes, u hombres sagrados, estaría deseando que se mataran unos a otros porque dañan su mayor obra. El ser humano no es la mejor obra de la naturaleza. Hay seres que no son conocidos y que se mantienen ocultos en los océanos a miles de kilómetros de profundidad. Se desconocen muchas zonas del planeta sobre la tierra porque la selva es demasiado densa. El ser humano aún está en pañales pero está logrando destruir todo a su paso. Un ser tan abominable que llora frente a una madera en Semana Santa, hablando de fervor religioso y bondades del cristianismo, pero no es capaz de echar una lágrima por los cientos de sirios que ruegan por entrar a Europa huyendo de una guerra no merece perdón, ni hablar de fe y menos de futuro.

La Unión Europea que habla de libertad, de unión y de ser una nueva patria para todo aquel que quiera sumarse ha cerrado sus puertas y ha puesto a sus soldados bordeando fronteras. El motivo es la llegada ingente de personas descalzas, necesitadas de alimentos y medicinas, que ruegan quedarse a cambio de trabajar y ser un ciudadano más. No piden dinero ni caridad, sólo un lugar donde dormir resguardados de las bombas, los asesinatos selectivos y la miseria de un país que está absolutamente destruido por los ataques de los propios europeos contra la población civil. Las bombas no sólo caen sobre los enemigos sino sobre hospitales, colegios, urbanizaciones o parques donde hace cinco años los niños correteaban entre risas y pequeños juegos. Los lugares donde la vida germinaba ahora está lleno de muerte en todas sus expresiones. La guerra realmente no empezó hace cinco años, ni siquiera hace una década, sino proviene de antes de la II Guerra Mundial donde Francia, junto a otros países europeos y Estados Unidos de América, se burlaron de gran parte de los países de esa zona para robarles el oro negro. Tras la guerra se comprobó sus verdaderos planes, que no eran de unificar los países árabes, sino el expolio y la sumisión de la zona. Durante estas décadas han existido problemas de diálogo y muchos se han radicalizado ayudados por el dinero de diversos países europeos, los mismos que ahora están llevándose las manos a la cabeza debido a los atentados en los diferentes puntos de Europa y Estados Unidos de América. Muchos pensarán que todo es religioso, que es una guerra en nombre de un dios, y no están muy descarriados. ¿Acaso el dinero no es la mayor divinidad del hombre moderno?

Sin embargo muchos se colocan las diversas banderas de los países cuyos atentados han colapsado hospitales y cementerios, pero no son capaces de hacer lo mismo por los países que llevan años en guerra sufriendo necesidades por culpa de una lucha encarnizada, de sus gobernantes y empresas, por expoliar a los diferentes pueblos o regiones. La guerra de Siria no es la única ni sus refugiados los únicos que claman por un poco de paz. Hay cientos de guerras y guerrillas destruyendo inocencia, vida y futuro.

No es el demonio quien tienta al hombre sino su ambición, codicia y necesidades de destacar por encima de todos. Es algo que está en su código genético porque el hombre tiene tanta luz como oscuridad en sus acciones. El ser humano es capaz de lo mejor pero también de lo peor. Muchos vampiros han comprobado como se pueden manipular sus mentes con suma facilidad ofreciéndoles lo que ellos creen necesitar. Seducen a sus víctimas con dinero, lujos, tratos que parecen perfectos a ojos de todos y terminan cayendo en la trampa.

El ser humano no ha aprendido nada. Muchos investigadores luchan por salvar al mundo y mejorar la tecnología para salvar vidas, mejorar la calidad de los enfermos o sus familiares, mientras que otros usan esos mismos conocimientos para destruir con bombas más eficientes, munición menos pesada y virus que mermen un ejército entero. Hay vampiros científicos que luchan para conocer bien nuestro ADN que es ligeramente diferente al humano, pues mutamos de un espíritu y éste ha cambiado nuestro código para hacernos resistentes a enfermedades comunes y al paso del tiempo, así como mejoras en nuestro físico o calidad de vida para aquellos que perdieron algún miembro hace siglos o milenios. También se han centrado en depresiones y enfermedades mentales que caen sobre nosotros debido a la soledad, que es una enfermedad que siempre ha estado vinculada a los vampiros y ahora al hombre moderno, y las numerosas visiones que llegan de nuestras víctimas o de sueños intranquilos que irrumpen en nuestras horas diurnas.


Nosotros los vampiros somos inmensamente más civilizados que los seres humanos. Tal vez porque hemos visto a lo largo de los siglos como se repite la misma historia hasta convertirse en un cliché. Estamos quizá cansados de ver como el hombre se convierte en algo más que un lobo para sí mismo. Tal vez es hora de hacernos más visibles y sofocar la estupidez de los mortales porque no son ellos los únicos que viven sobre la faz de la Tierra.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt