Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 20 de marzo de 2016

El bien y el mal

Daniel Molloy ha hecho un ensayo sobre el Bien y el Mal... Ya que estamos en Pascua ¿No era el mejor momento?

Lestat de Lioncourt 


La lucha del Bien contra el Mal y su delgada línea, frágil y patética en muchas ocasiones, ha traído de cabeza al ser humano desde que se crearon ambos conceptos. Posiblemente el hombre primigenio desconocía la definición de ambos y actuaba por naturaleza llevado por el instinto de supervivencia, pero poco a poco germinó en él el árbol de fruto amargo que se llama moral. La conciencia despertó y desplegó sus ramas provocando que las leyes se impusieran, algunas muy necesarias y otras demasiado estúpidas. Lentamente las leyes sociales pasaron a ser leyes penadas con la muerte o el rechazo absoluto de una sociedad. Las reglas siempre han estado ahí aunque sólo fuese en su estado más básico. ¿Y qué es la línea entre lo correcto y lo indebido? Es la lucha entre la moral y lo inmortal cuando la conciencia cobró fuerza.

Las distintas religiones han intentado definir con mayor o menor acierto los límites a los cuales el hombre, como criatura elegida como emblema de la creación de Dios o los dioses, no debe cruzar. Algunos conceptos son muy superfluos pero otros están marcados a fuego. Casi todas las religiones prohíben la muerte de un igual, es decir, de otro ser humano indistintamente de su sexo, posición social o edad. Pero la historia está plagada de guerras por religión y la propia Biblia cuenta por millones las muertes a manos de su propio creador como castigo o enseñanza.

Hemos asumido que la luz es protección porque el fuego se convirtió en sagrado ya que ayudaba a espantar a los animales salvajes, ofrecía calor, visibilidad y mejoras en la alimentación. Quien tenía fuego poseía un bien de incalculable valor. Por eso todos creemos que la luz es portadora de bienestar y el bien siempre iluminará nuestro camino por sendas oscuras. Creemos que estamos a salvo a la luz del día y por la noche cuando encendemos el interruptor. Nos da miedo aún los callejones oscuros aunque no haya nadie, ni siquiera un alma perdida, cerca de nosotros. La oscuridad provoca pánico a muchos seres humanos y también a cientos de especies animales, pero no siempre en la oscuridad se puede hallar monstruos y no siempre bajo la luz podemos estar seguros.

La oscuridad, las tinieblas, la propia noche y las sombras se han convertido en un símbolo repetitivo para los relatos de terror y las historias sobre las terribles consecuencias de venganzas divinas, ya sea en forma de plagas o por otros medios menos llamativos. Fue de noche cuando los primogénitos de Egipto murieron a manos del Dios de los judíos, ¿no es así? Su vida fue sustraída en mitad de sus apacibles sueños, en sus camas o cunas, mientras la luna brillaba en todo lo alto junto al millar de estrellas. La noche trae a los monstruos en los cuentos infantiles y en la noche las brujas se reúnen para llamar a los demonios.

Sin embargo el Hacedor de Luz es el propio Lucifer. Lucifer es un ángel caído que poseía una belleza idílica y su fuerza estaba basada en la luz que Dios le confió. Era el predilecto de Dios y Dios le hizo caer cuando se opuso a sus órdenes. Podemos ver referencias a él en miles de textos como si fuera un ser terrible, el cual engaña y consigue las almas de los más incautos, pero luego si nos basamos bien en la Biblia vemos que ha matado en tan pocas ocasiones que se pueden contar con los dedos de las manos.

No, que nadie se equivoque. No estoy diciendo que Lucifer sea bondad y que Dios quizás sea el villano. Tampoco quiso decir eso Memnoch en su libro, ¿no es así? Las confesiones que hizo a Lestat, en una batalla dialéctica terrible, quedaron plasmadas en un libro gracias al buen hacer de David Talbot que recogió cada frase con cuidado. Viajamos a través del Infierno, el Cielo y los últimos momentos de Jesús. Vivimos la ansiedad de Lestat y las disputas entre dos viejos rivales.

Nuestro amado Príncipe tuvo que escuchar a Lucifer pidiéndole a Jesús que no aceptara la crucifixión porque sólo generaría guerras. También tuvo que comprobar como la conversación subía de tono mientras el ángel caído parecía un chiquillo asustado. Pudo observar todo aquello con gran desconcierto y nosotros tuvimos que leerlo comprendiendo que eran revelaciones bastante fuertes, que quizás habían sido ideadas para que él, un ser que parecía estar por encima de estos preceptos, cayese y creyera en ellos. Durante un tiempo fue así. Desde aquel día, y por algo más de dos décadas, viajó de un lugar a otro preguntándose si podía ser bueno o si alcanzaría la santidad. Finalmente se dio cuenta que era una mezcla de bondad y malicia, como todos nosotros, y que no podría evitarlo jamás.


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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt