Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 27 de mayo de 2016

Amores rotos

Esto son los sentimientos de Armand en "La Reina de los Condenados"

Lestat de Lioncourt


Era el fin. Algo en mí me dijo que era el fin. El final de un camino que ni siquiera había empezado realmente. Miré sus ojos y noté lo fríos que eran. Sentí que eran dos puñales enterrándose en mi alma. Marius estaba vivo, tal y como había afirmado Lestat en sus memorias, mostrándose ante mí como el hombre soberbio y poderoso que podría hacer temblar a cualquier otro. Era un ser más viejo, más sabio, más silencioso y más inquisitivo.

Quería salir corriendo de aquella reunión dando un portazo. Me di cuenta que todos los sueños que había querido vivir eran un infierno. Mi esperanza fue una estupidez tras otra y un pecado mayor que todas las muertes que llevaba a mis espaldas. Estuve a punto de tambalearme y caer con el corazón roto y el alma herida, pero sólo dejé que me estrechara sintiendo su cuerpo duro y frío contra el mío.

Los años de distancia entre ambos se habían convertido en un muro infranqueable. Los sueños que había tenido para mantener la cordura se morían a sus pies y sólo podía aferrarme a su cuerpo para reconocer que era tangible, que existía realmente y que estaba ahí aferrándose a mí. Yo sólo quería desvanecerme. Mis sentimientos eran un caos propio del fin del mundo conocido. Guardé silencio en una sonrisa y me aparté tomando asiento en un rincón de la sala.

Me dispuse a escuchar su voz que reverberaba entre aquellos gruesos muros. Sus pasos elegantes, sus ojos cautelosos y sus palabras apasionadas eran un dardo tras otro directo a la diana. Aún quería creer que no vino a buscarme porque estaba terriblemente herido, perdido o hundido pero no lo había hecho porque no quiso. Él no me quería. Me había llamado su “Psique” pero mi alma era demasiado frágil para él.


Daniel estaba a mi lado perdiendo el juicio a pasos agigantados, convirtiéndose en un apoyo insuficiente y yo quería llorar. Creo que lo hice a escondidas sin que nadie se percatara. No lloraba por la situación o por el desastre que podía suceder si Akasha seguía con sus planes. Yo sólo lloraba porque todo en lo que había creído era una falsa y él un gran actor.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt