Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 16 de junio de 2016

David deseó hacer esto recordando a Merrick. 

Lestat de Lioncourt


—¿Alguna vez pensaste que sería tan difícil aceptar un silencio entre ambos?—pregunté con las manos metidas en los bolsillos.

Estaba allí de pie, intentando ser firme y fingir cierto sosiego, esperando que apareciese como otras veces. Sin embargo sabía que no vería sus pies descalzos desplazarse sobre la madera del suelo, ni sus hermosos ojos esmeralda mirarme inquisitiva entretanto su boca se torcía molesta. No estaba allí esa figura casi salvaje de piel morena y ardientes pasiones.

Frente a mí había una vieja fotografía en una mesilla de un salón que muchas veces compartimos. Sobre el regazo del sofá había dejado su viejo vestido blanco lleno de flores, flores tan silvestres como ella misma, y una nota donde pedía perdón de nuevo. Quería volver a sentirla cerca tan obstinada como llena de ira y de amor. Deseaba sostenerla por las caderas notando como sus manos golpeaban con fuerza mis hombros y me gritaba lo estúpido que había sido.

—Es la primera vez que digo una frase sin que me interrumpas—dije con una sonrisa amarga mientras tomaba asiento en un viejo sofá de una pieza.

Me eché a reír porque aún tenía su encaje de la espalda y brazos sobre ese sofá color crema y estampado de flores, ese que muchas veces usó para recostarse frustrada ante mi estúpida perorata sobre el bien, el mal, los espíritus y los límites de tus acciones. Es curioso como los pequeños detalles que antes no echábamos cuenta nos golpean con saña mientras intentamos seguir con la supervivencia más básica, ¿verdad?

—Hoy es tu cumpleaños—susurré—. Ya no recuerdo bien cuales eran tus flores favoritas, pero creo que eran las que nacían libres y fuertes—suspiré apoyando mis codos sobre mis muslos echando mi torso hacia delante mientras me encorvaba como un gato asustado—. Feliz cumpleaños, Merrick—dije clavando mis ojos oscuros en su fotografía.

Habría dado cualquier cosa porque ella regresase como un fantasma. Cientos lo habían hecho. Quizá sólo venían los que aún tenían cosas pendientes o deseaban quedarse para colaborar como antaño. Regresaban más libres, fuertes e intrépidos que nunca. Pero ella no. Yo sabía que ella había huido de este mundo y no regresaría como yo ansiaba. Aún así iba a esa vieja casa donde Talamasca aún tenía su residencia, me sentaba en aquel sillón en plena madrugada y conversaba con la única fotografía que quedaba suya entre aquellos viejos muros. Parecía un joven de rasgos hindúes algo desquiciado pero en realidad era Mr. Talbot, David Talbot, ex-director de la Orden y amante eterno de una mujer cuyos besos eran peores que los de una viuda negra.

—Bien, tengo que marcharme—dije levantándome—. Sé que esta visita ha sido más breve que nunca, pero estoy empezando a perder la esperanza—susurré tomando el marco para besar su imagen. Después me marché.


Recorrí aquel sendero de Oak Heaven como lo haría cualquier bucólico del romanticismo deseando que sus múltiples vicios se lo llevara. Igual que un fantasma. ¿Quién me iba a decir a mí que iba a caer derrocado ante el castigo de tu partida? Sin embargo regresaré como cada año a postrarme como un perdedor, como un maldito idiota, ante tu imagen como si fuese un altar.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt