Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 9 de junio de 2016

Perdóname

Marius es un idiota. No creo que Armand perdone.

Lestat de Lioncourt



Equilibrio. Todo es cuestión de equilibrio. Hay que buscar el momento exacto donde todo lo que tenemos y deseamos llegan al acuerdo de permitirnos descansar sin hundirnos. Pero los recuerdos siempre están ahí y queremos borrarlos. No podemos permitir que ellos nos tengan, pero a veces nos mantienen. Es lo que me sucede cuando pienso en ti.

Esta carta quizá es un absurdo y un completo error. Estoy aquí escribiendo en mi despacho cada línea con cierta dificultad. Me asombro a mí mismo al recordar con una sonrisa incluso los momentos más duros que hemos vivido juntos. Puedo decirte que todo se vuelve vívido. Sí, todo. Incluso tu rostro lleno de lágrimas forzándome a estrecharte contra mí y besar tu rostro como si pudiese así curar tu dolor. Soy estúpido, lo sé.

Hace tiempo que no escribía a alguien porque temía terminar escribiendo una para ti. Sí, es absurdo. Sé que soy un cúmulo de testarudez absurda con un alma demasiado herida para poder hablar sin dolor, sin pena, sin sentirme desarropado por la gloria o quejarme de todo lo que perdí. Estoy seguro que me esfuerzo demasiado en aparentar ser un frívolo sin sentimientos más allá de un entregado amor al arte. Pero amar al arte demuestra que tengo sentimientos muy vivos, demasiado extremos, en un alma que sufre. Porque yo sufro. Puede que me merezca todo ese sufrimiento, pero albergo la esperanza que un día se vaya y me deje libre.

Debí decirte hace tiempo que aún te amo. Tal vez no pude porque tus ojos castaños ya no me miraban del mismo modo. Veían en mí el cobarde y mentiroso que soy. Asumí en ese momento que tú eras un monstruo al no comprender lo que había sucedido entre nosotros, esa ruptura cruel debido al cretino que acabaste llamando maestro, pero no tenías culpa y yo tampoco. Ninguno era el culpable y aún así eché el pecado sobre los dos.

Hoy he pintado un cuadro. El ángel del cuadro tenía tu rostro. He deseado abarcarlo entre mis manos y sólo he podido llorar de forma miserable. Sus ojos me miraban sin piedad ni vergüenza pese a su desnudez. Me vi obligado hincarme de rodillas y rogar tu perdón. Por eso te escribo. Necesitaba hacerlo una vez más. 

Perdóname. Tuve miedo de mis sentimientos y de los tuyos. Te amo.


Marius Romanus

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt