Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 31 de julio de 2016

Hogar



Dicen que todos tenemos un lugar al que regresar. Siempre hay una ciudad que nos acoge en nuestros sueños. De algún modo sentimos nostalgia por un trazado concreto, por las miradas indiferentes de los ventanucos de algún viejo edificio, la indulgencia de las plazas modernas, el poderío de los grandes luminosos o el encanto de las coquetas esculturas de alguna fuente. Queremos regresar a toda costa para sentirnos en casa.

Hacía tiempo que sentía que Nueva Orleans no era el lugar al que volver. Era el punto de partida de muchos de mis célebres momentos. Allí fui profundamente feliz y desgraciado. Los buenos momentos, al fin y al cabo, deben pesar más que los peores que podamos vivir. Sin embargo, poco a poco el dolor era cada vez más intenso y mi vida parecía haberse convertido en un pozo de lamentos. También, para ser honestos, siento que todo lo que tenía que vivir en ese trozo de tierra salvaje y elegante que es la ciudad, una mezcla constante de lo nuevo con lo viejo y de distintas culturas, ya no me servía.

Paseé por el mundo durante meses que se convirtieron en años. Recorrí desiertos, manglares, montañas y ciudades llenas de almas tan vacías como las de un maniquí de centro comercial. Me dejé llevar por la música rock de mis auriculares, me coloqué unas gafas de sol y permití que nadie me reconociera mientras miles decían ser yo. El mundo se llenaba de jóvenes queriendo imitarme de forma torpe.

Sin embargo llegué al lugar al cual creí que jamás regresaría ni en mis peores pesadillas. Era Auvernia. Llegué una fría noche de invierno donde todo estaba nevado del mismo modo que aquella mañana cuando ensillé mi yegua, tomé mi escopeta con munición y dejé que mis mastines me acompañaran a matar a los lobos que me harían leyenda. De fondo el aullido de uno de esos animales, de los que tuve que matar sin opción alguna por pura supervivencia del ganado, me dio la bienvenida como si supiera que el “Matalobos” estaba de nuevo en casa.

La silueta ruinosa de mi castillo, o mejor dicho del castillo que perteneció a mi familia, aparecía desdibujado como un montículo de piedras mal colocadas. Suspiré sintiendo cierta ansiedad porque ante mí, ante mis ojos, se presentaba el lugar donde habían muerto mis hermanos. Ellos nunca me quisieron del todo, no me apoyaron en mis decisiones, pero a la vez siendo que hubiesen dado la vida por mí, por salvarme y por ayudarme. Tal vez aquellos tiempos eran tiempos de egoísmo porque se vivía en una constante selección natural. La ley del más fuerte se imponía incluso en el seno familiar y ellos me detestaban porque nuestra madre, fría e inaccesible para todos, me refugiaba entre sus brazos y asesinaba a cualquiera con sus ojos grises.


Me percaté que algo en mí me pedía construir el castillo y vivir allí. Sentí que sería como los vampiros románticos más clásicos. Me convertiría en una leyenda aún mayor. Pero, sobre todo, volvería a un sitio al que llamar casa. Dejaría de rodar. Podría meterme en mi cama y aspirar el aroma familiar del bosque que aún se extendía por el valle.  

Lestat de Lioncourt 

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Lestat de Lioncourt