Daniel Molloy contraataca a los insultos que hemos recibido estos meses. ¡Disfruten!
Lestat de Lioncourt
Cuando la cristiandad tomó control del
mundo, en concreto la oscurecida y derrumbada Europa, logró
cambiar las costumbres amatorias de todos los que hasta ese momento
tenían encuentros libremente y sin control de los acólitos de un
Dios que penalizara cada beso, caricia, mirada... Las tinieblas
religiosas no sólo evitaron el desarrollo de la tecnología sino que
también destruyó poco a poco las libertades que muchos creían
justas.
Su Mesías, el mil veces mencionado
Jesús de Nazaret, predicaba que el amor era lo más importante.
Decía que había que amar al prójimo como a uno mismo. No le
importó ir con ladrones, prostitutas y desarrapados. Era un
revolucionario lleno de un espíritu crítico contra los poderosos de
aquellos tiempos. Él expulsó de los templos a quienes vendían
cosas en nombre de Dios, pero sus acólitos comercian hoy en día con
imágenes sagradas que no deberían existir. Los cristianos se ha
olvidado que Dios no debe ser representado, pero aún así lo hacen
sin control. Aunque sí mantienen el control contra cualquier forma
de amar distinta a la heterosexual y la transexualidad demostrando
que sus crímenes, contra niños y mujeres, son menores comparados
con los que otros adultos mantienen con personas libres, iguales y
adultas porque es pecado.
Desde hace varias décadas conocemos
profundamente la relación de Lestat y Louis. Todos sabemos que se
aman. Louis incluso lo ha llegado a llamar su propio Dios. Lestat amó
a Nicolas, un viejo compañero de la infancia convertido en amigo y
amante primero en Auvernia y luego en París, hasta el último latido
que este ofreció al mundo. Nuestro príncipe quedó abatido durante
algún tiempo y lloró amargamente la muerte de quien amó a pesar
que la relación ya no era la misma. La muerte de Nicolas marcó un
antes y un después. Cuando Louis apareció en su vida él decidió
salvarlo como no pudo hacer con su amante violinista. Quedó
conmovido por el dolor y la tragedia que le envolvían a esos ojos
cínicos que derramaban lágrimas por su hermano menor fallecido.
Atrapó a Louis como si fuese un madero en mitad del océano y
comenzó a amarlo tan profundamente que se convirtió en una obsesión
a lo largo de los siglos. Louis también lo amó. ¿Quién no podría
amar a alguien que le dio un motivo para vivir? No fue la eternidad
sino una niña eterna a la cual amó más que a él mismo.
Actualmente han vivido separados algunos años pero siempre han
regresado. Hoy en día están más unidos que nunca.
Sin embargo aunque todos conocemos bien
la historia no falta el “iluminado” que insulta, agrede y
desprecia los momentos románticos de Lestat y Louis. Siempre habrá
alguien que no ha leído los libros y asume que la dichosa, por no
decir horriblemente patética, película “La Reina de los
Condenados” es referente de la sexualidad del vampiro Lestat. La
bisexualidad asumida por Lestat desde su juventud se relata a lo
largo de todos los libros pero queda bien señalada en su biografía
y en “El Ladrón de Cuerpos” así como queda evidencias que Louis
era ligeramente, por no decir absolutamente homosexual, en
“Entrevista con el Vampiro” debido a su edad y nula disposición
a casarse. Su madre, la de Louis, decidió incluso que su hermano
pequeño, Paul Pointe du Lac, se debía casar porque Louis no lo
haría jamás. ¿Debo recordar al público asistente quien era el
heredero a las tierras y lo que necesitaba para que la herencia no se
perdiera? ¿Recuerdo que las mujeres, como la hermana de Louis, no
heredaban más que un ajuar y poco más?
Así que animo a reflexionar a todos
esos inútiles, desdeñosos, cobardes, hipócritas y mediocres que
abran su mente y dejen de insultar al resto. Debería ser más
elegante pero me cuesta con personas que tienen una fobia tan grande
hacia otras personas por el mero hecho de ser homosexuales,
bisexuales o transexuales.
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