Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 4 de julio de 2016

Libertad

Bueno... si mi madre es feliz viajando junto a ella... ¿qué puedo decir yo?

Lestat de Lioncourt


Estaba allí de pie en mitad de la sala como si fuese una estatua en aquel mar de obras de arte, libros y dignos muebles restaurados para engalanar de forma exagerada el espacio. Observaba el cuadro con determinación mientras este le miraba con dignidad, soberbia y descaro. Era un lienzo que Marius había ofrecido a Lestat como regalo por haber conducido a la paz a todos los vampiros, humanos, fantasmas y espíritus. Era su hijo y ella lo admiraba como toda madre admira al fruto de sus entrañas. Comprendía que no pudiese dejar de contemplarlo con entrega absoluta.

—Al parecer tu hijo ha logrado cosas increíbles—susurré delatándome aunque sabía que ella ya me había olfateado. Era como un animal que podía recorrer a ciegas el bosque entero en busca de una presa. Nos conocíamos bien porque nos pertenecíamos.

—Más que todos nosotros juntos—respondió exultante de orgullo echándome un vistazo con el rostro ligeramente girado.

—No lo digo por eso—dije quedándome a su lado mientras ella se giraba por entero hacia mí.

—Explícate—dijo.

—Ha logrado que estés en silencio en una habitación sin moverte como un animal salvaje—comenté tomando su mano derecha entre las mías. El calor que desprendía era agradable. Se había alimentado bien y yo hacía semanas que no necesitaba una presa.

—¡Ah!—se sorprendió y luego se echó a reír carcajeándose por el comentario—. Es fácil... Pensaba en sus primeros pasos y en lo diferente que ha llegado a ser. Siempre creí que haría grandes proezas, ¿pero esto? ¿Quién iba a creer que sería un vampiro y menos así?

Tenía un brillo en los ojos que me recordaba a una muchacha enamorada. Ella estaba encantada con ese poder que tenía su hijo, aunque también tenía que estar preocupada. Aún así sabía que él, sólo él, era capaz de manejar ese entuerto.

—Es un rebelde—respondí.

—Un soñador—me corrigió rápidamente.

—Los rebeldes son soñadores—susurré inclinándome suavemente dejando mi rostro cerca del suyo.

—Sí, es cierto—dijo mirándome a los ojos. Tenía una mirada tan hermosa esa noche que deseé besarla, pero me contuve. Amo a Gabrielle porque tiene una fuerza indomable y lo demuestra con cada gesto—¿Qué haces aquí?—preguntó.

—Vine a buscar a mi compañera para llevarla a casa—dije soltando su mano para colocar las mías en sus cálidas mejillas.

—No lo llamaría hogar, ni tierra...—empezó a decir aunque la detuve.

—No te digo para volver a mi refugio.

—Entonces... ¿adónde?—la confusión reinó en su rostro y eso me enterneció. Por primera vez en mucho tiempo lograba sorprenderla.

—Recorramos mundo—dije provocando que ella sonriera como una niña ilusionada.


—De acuerdo Sevraine.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt