El género no debe imponerse, tampoco existe un "género" que deba tener límites. Eso es lo que Petronia ha querido decir en este texto.
Por cierto... Double Trouble tenéis un pequeño gran problema con toda la comunidad LGTBI. Ojalá os caiga la mayor multa posible.
Lestat de Lioncourt
Los grandes y lujosos edificios del
centro bursátil de aquella gran metrópolis le saludaban como si
hubiese regresado a casa. Ese bulevar era el centro neurálgico de la
economía de la zona. Grandes bancos, impresionantes bufetes de
abogados, joyerías de lujo, interesantes centros de compra de la
moda más inusual y prestigiosa, llamativos negocios de todo tipo y
restaurantes donde se podía imaginar uno a grandes y opulentos
empresarios vendiendo y comprando almas. El mundo empresarial siempre
había sido un océano pequeño para un pez como él.
—¿Crees que hacemos bien viniendo
hasta aquí?—pregunté a su lado—. Siempre he pensado que mis
joyas no son tan impresionantes...
Jamás me había sentido con dudas ante
un negocio, pero era increíble lo nervioso que podía estar ante el
solo hecho de ser empleado de Harry Winston. Ellos convertían
diamantes en sensacionales piezas de arte. Estaba rendido a los pies
de semejante paraíso de lujo, belleza y elegancia. La sofisticación
de muchas de sus piezas habían hecho suspirar a hombres y mujeres de
todo el mundo. Grandes estrellas del celuloide habían lucido en las
alfombras rojas sus magníficos trabajos. Y ni que decir de la propia
ópera o pasarelas de moda de todo el mundo. Hablar de la firma de
joyas era hablar de arte.
—Esta firma de joyas ha decidido
contratarte para que diseñes para ellos—respondió seguro de cada
una de sus palabras— así que deja de temblar. Ni te reconozco,
Petronia—dijo girándose hacia mí para tomarme del rostro con su
clásica dulzura. Esos ojos oscuros, tan oscuros como las aguas
nocturnas de Sugar Devil Island, se clavaron en mi alma provocando
que me aferrara a sus muñecas como si fuera una tabla a la deriva y
yo un pobre náufrago—. No es la primera firma que desea tus
elegantes camafeos.
—No lo es, no lo es—respondí con
una estúpida sonrisa—. Maldición, me estoy comportando como un
maldito idiota. Me dan ganas de golpearme a mí mismo—dije antes de
lanzarme a su cuello para besar esos labios carnosos envueltos en esa
piel suave y tostada.
—Eres un ser perfecto que ha sufrido
indecibles calamidades y eso lo refleja tu arte—dijo sosteniéndome
del rostro tras aquel beso tan improvisado—. ¿Qué nombre usarás
esta vez?
—Petronia—respondí.
—De acuerdo—se apartó de mí y
echó a caminar. De inmediato le seguí.
Me sentía orgulloso de mí mismo.
Podía usar mi rostro ambiguo, mis ropas algo masculinas, esa mirada
de hombre duro y una sonrisa felina similar a la de cualquier mujer
dispuesta a todo. No tenía que elegir un género ni una sexualidad.
En este mundo moderno yo podía ser hombre, mujer o no ser nada. No
comprenderé jamás como nos complicamos tanto la vida intentando
etiquetar a cada uno como si fuéramos productos de supermercado. Los
mismos productos que parecen que únicamente son aceptados si son los
tradicionales o los más conocidos gracias a una publicidad masiva,
como si el resto no importara.
Arion parecía satisfecho. Aquel
impresionante negro de rasgos suaves y bondadosos estallaba en
felicidad. Se sentía orgulloso de mi trabajo y esfuerzo, pues estaba
logrando que volvieran a conocerme en este nuevo milenio. Ahora no
tendría que esconderme bajo cientos de pretextos, ni llorar aferrado
a la almohada. Podía ser duro en los negocios y estos no siempre
eran terreno masculino. El mundo estaba cambiando, pero a
trompicones. Aún existían estúpidos alfeñiques que se creían
dotados de cierta supremacía por su género o sexualidad. Sin
embargo, yo ya sé como combatirlos exterminándolos como si no
fueran más que motas de polvo moviéndose frente a mi rostro
ambiguo.
—Cuando entres ahí no olvides quién
eres, qué quieres y que yo siempre estaré aquí por si me
necesitas. Seré tu mano derecha, tu hombro en el que llorar, la
espada que podrás usar si la tuya cae derrotada... No lo olvides,
pues te amo y este amor va más allá de un género o triunfo—dijo
antes de abrir la puerta del negocio.
Si he logrado grandes cosas en esta
vida ha sido por el apoyo incondicional de Arion y porque he decidido
luchar con la fuerza de mil titanes. Todos ellos que alguna vez se
burlaron de mí ya están muertos y no lograron nada en sus vidas.
Los insultos puede que les sirvieran para gozar momentáneamente de
aplausos de otros ignorantes, pero estos cayeron hace tiempo hasta
convertirse en silencio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario