Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 17 de septiembre de 2016

Armand

Daniel contando sus primeros días con Armand.

Lestat de Lioncourt


—¿Por qué estás siguiéndome?—pregunté al percibir su figura entre la multitud.

Me había marchado de Nueva Orleans en el primer avión de la noche. Encontrarme con él tras ir a buscar a Lestat fue terrible. Jamás creí que sentiría tanto pavor ante su imagen agraciada y delicada similar a la de un querubín. Su cabello cobrizo caía sobre sus hombros, algunos mechones en ondas rozaban sus carnosas mejillas y su boca, voluptuosa e irresistible, sonreía maravillado ante mi decrépita figura.

Nueva York no parecía un refugio perfecto para mí, pues él había logrado encontrarme entre el gentío. Supuse que había leído mi mente, y por ende también mis miedos, así como mis anhelos hacia él.

Llevaba semanas perdido en mis dudas, miedos y dificultades. Desde que entregué a mi editor la historia, esa maldita biografía, habían sucedido cosas terribles. Siempre fui un hombre nervioso e insensato, pero ahora estaba demasiado entregado a la ida de la inmortalidad. Quería ser un vampiro, y uno vino a mí. Vino ante mí el más terrible de todos: Armand.

—Te diré por que... —murmuró con una ligera sonrisa caminando hacia mí, y de inmediato se colgó de mi cuello. Me miró embelesado y me ofreció sus labios en un entregado beso.

—¡Qué haces!—grité separándome.

—Intentar conquistarte—respondió tras una pequeña risa sin dejar de colgarse de mi cuello.

—¡Normal que no tengas amigos! ¡Ni nadie que te soporte!—dije porque no sabía cómo reaccionar. Él me ponía demasiado nervioso. Sin embargo, no lo separé de mí. Me quedé mirándolo embelesado por el fulgor de sus ojos castaños.

—Me he enamorado de ti—respondió.

—¿Qué?—dije completamente incrédulo.


Desde esa noche tengo que soportarlo siguiéndome allí donde voy, cambiando los canales de mi televisión y exigiéndome haga conferencias a países que hasta ayer mismo no había escuchado hablar. Es mucho más complejo ser un vampiro de lo que había pensado, pero aún así quiero serlo; quizá por eso lo soporto, aunque en ocasiones he llegado a pensar que parte de mí lo quiere.  

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt