Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 19 de octubre de 2016

Mi duquesa de Malfi

Me senté agotado en un sofá, con el recuerdo de Claudia sobrevolando mi mente, acariciando ese relicario que Louis tenía sobre su escritorio. Jamás había visto esa imagen, tan nítida de nuestra pequeña, en una vieja fotografía. Suspiré pesadamente, eché mi cabeza hacia atrás y miré el techo. Quise llorar, pero algo me lo impidió. No sé el qué. Creo que quizá fue el murmullo ensordecedor, el cual era como un avispero, de todo el tráfico y pensamientos que esta sociedad ingrata. Había regresado de nuevo a mi cuerpo, podía sentir la noche de nuevo ulular con esa belleza trágica, y me revolcaba en el dolor como si hubiese perdido.

—Cubrid su rostro, me deslumbra...—balbuceé aquellas frases de la Duquesa de Malfi. La interior fatalidad que se desarrollaba en la obra también lo hacía en nuestras vidas, incluso en esos momentos cuando ella ya había sido destruida.

Me incorporé dando un par de vueltas por la habitación, con las manos metidas en los bolsillos, intentando hacerme a la idea que tenía que hacer frente de nuevo a muchas charlas recriminando mi actitud, deseos, motivos y necesidades. Había vuelto a poner en riesgo a todos y todo. No obstante, sabía que más de uno lo hubiese hecho. Estaba seguro que Armand, únicamente por experimentar, habría dejado que lo hicieran con él. Aunque no podía poner mi mano en el fuego por nadie.

—La fatalidad te persigue, príncipe de los idiotas—murmuró desde un rincón de la habitación. Sus hermosos labios habían pronunciado de nuevo una frase terrible—. Te gusta soñar despierto, ¿pero alguna vez te darás cuenta que sólo hierras en este mundo? Asume que eres un peligro.

—Asume que yo ya me responsabilicé de mis actos, que pagué caro el haberte hecho semejante horror, y vete—dije apoyado en un hermoso mueble de color oscuro, el cual Louis había adquirido recientemente de un anticuario. Se parecía a uno que nosotros habíamos tenido, un pequeño escritorio que usábamos para sentarnos a escribir o emitir algún cheque—. Vete, por favor.


—Ingenuo... —susurró—. Aún no viste qué me dispongo a hacer—dijo antes de correr hacia el pasillo para desvanecerse.  


Lestat de Lioncourt 

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Lestat de Lioncourt