Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 20 de octubre de 2016

Raglan

Vamos, que caí como un idiota.

Lestat de Lioncourt 


Hay personas que no merecen siquiera ser recordadas, pero otras se ganan el mérito de ser nombradas alguna vez. Tal vez no son por sus peripecias o su honorabilidad, sino por ser el ejemplo perfecto de aquello que no hay que ser o hacer. Todos tenemos grandes metas en la vida, pero hay cobardes que únicamente quieren vilipendiar y humillar el trabajo de otros.

Raglan James era el clásico imbécil arrogante que siempre quería tener la razón. Viciaba el aire de cada reunión con sus palabras descuidadas y desubicadas. Para mí, como para el resto, era desagradable. No podíamos expulsarlo de la orden, pues su trabajo hasta el momento había sido correcto. Se dedicaba a clasificar los objetos que entraban, custodiarlos hasta su lugar de reposo final y recuperar algunas obras de arte con respecto a los daños que pudiese tener. También desarrollaba ciertas teorías sobre trasmutar de un cuerpo a otro.

Meses antes de ponerse en contacto con Lestat tuvimos que expulsarlo. Fue un momento desagradable. Esta persona estaba perjudicando el buen funcionamiento del grupo. Había robado un objeto valioso usurpando el cuerpo de un compañero, provocando un desastre. Sólo lo hizo con la malsana intención de poder leer sus teorías y proyectos, algo impropio de un hombre de la orden. Talamasca creyó que expulsándolo quedaría todo en orden, pero nos equivocamos.

Julius S. Morgan era un hombre dedicado al estudio de los vampiros. Había regresado del concierto de Lestat, en San Francisco, con abundante información. Para él era importante poder conservarla intentando rectificar algunos datos del susodicho. Además, quería describir con detalle lo que vio. Era un informe que estaba llevándole algunas semanas más de la cuenta, pero pronto lo ofrecería a todos los miembros. Si bien, el señor James estaba extremadamente interesado hasta tal punto que interfirió.


Para nosotros quedó grabado la forma de ser de este cretino. Por eso cuando Lestat cayó en sus malas artes no pude hacer más que desear haberlo llevado al sótano de la Orden, allí donde habían acabado muchos enemigos, para torturarlo hasta la muerte.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt