Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 24 de octubre de 2016

Retando a la vida.

Rowan no me parece un monstruo, de hecho la amé...

Lestat de Lioncourt 


Me consideraba mala persona. No sé si aún puedo hacerlo o si debería quitarme ese estigma. Supongo que no existen las malas personas, sino los actos equivocados y los momentos inoportunos. Aún así me siento cruel, despiadada, demasiado fría y calculadora. No obstante, sé que he salvado más vidas que las que he arrancado sin piedad. 

Pesan sobre mí cuatro cadáveres. 

El primero fue una niña que solía molestarme. Éramos pequeñas, casi imperceptibles sino bajabas bastante la mirada. Solíamos jugar en el tiempo muerto entre las diversas clases. Corríamos, saltábamos y nos convertíamos en aves libres de ir donde nos apeteciera. Ella decidió torturarme con palabras crueles y yo decidí que debía morir. Deseé que le pasara algo terrible y entonces su pequeña nariz sangró, cayó desplomada y murió. Aún hoy puedo ver como su pequeño cuerpo cae hacia atrás, sin vida, intentando tal vez regresar del otro lado. 

El segundo fue un hombre cualquiera, común y corriente, que decidió saltarse la ley e intentar violar a una aparentemente pobre jovencita. Era una adolescente, creía que podía con todo en esta vida, pero cuando sus sucias manos se colocaron sobre mis brazos, apresándome con rabia y fuerza, de nuevo los peores deseos se hicieron realidad. 

La víctima número tres, de estos terribles y certeros anhelos, cuando vi a mi padre adoptivo comportarse como el canalla sin sentimientos que era. Mi pobre madre adoptiva, la mujer que se sacrificó por mí, morir debido a un cáncer, postrada en la cama, pensé que era lo peor que había podido ver en años. Incluso creí que mi corazón de piedra al fin se había roto en mil pedazos. No obstante él tuvo que despreciarla, como siempre hacía, incluso muerta. Tenía otra mujer y, para colmo, yo le parecí apetecible. Provoqué otro infarto. Cayó fulminado. Decidí terminar de almorzar y dar aviso. Tuve la sangre fría de comer ante su cadáver.

La última víctima no la puedo contar aún. No soy capaz. Me siento superada. Es terrible que cometiera ese gran pecado con una criatura que me había salvado la vida. Por eso prefiero centrarme en mis labores como neuróloga y científica, ayudando a desarrollar medicamentos y terapias, para salvar a todas las almas que pueda. No sé si lo hago para salvar la mía, limpiar mi conciencia o simplemente porque no quiero ser una asesina. Mis poderes como bruja son terribles. 

Aún no sé como Michael Curry se enamoró de mí. Quizá fue por haberme convertido en la heroína que no soy, salvando su vida en mitad de aquel océano. Tal vez porque estábamos destinados por culpa de los juegos de un ser burlesco y cruel. O simplemente porque ambos cuerpos encajan a la perfección y nuestras almas se unen mezclándose con profunda sed. No lo sé. Como tampoco sé si puedo aún llamarme mala persona o simplemente debería llamarme monstruo.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt