Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 7 de noviembre de 2016

Cielo e infierno

Fui a buscarlo. Recorrí cielo e infierno buscándolo. Jamás pensé que haría algo así por alguien. Incluso siempre he creído que los sentimentalismos de este tipo no eran para mí, pero lo han sido. Buscaba quizá satisfacer mis dudas, creer firmemente que él estaba muerto y en un lugar distinto a este mundo lleno de horrores. Desconozco si sufría alguna de estas enfermedades mentales que actualmente toda la población tiene bajo control, o quizá cierto conocimiento sobre cómo actuar en caso de pérdida de conciencia. No lo sé. Nicolas era tan distinto a mí, tan convencido sobre el sufrimiento y la verdad que entraña este mundo, que nunca creí que lo pudiese amar de esa forma.

Nos conocimos cuando éramos niños, como muchos saben. No era una amistad profunda, aunque reconozco que siempre me sentí cómodo junto a él. Para el resto yo era prácticamente un salvaje que debían tratar bien si no querían saber a qué sabía una paliza. Yo era el hijo pequeño de un gran noble arruinado, aunque muchos en el pueblo ni siquiera se percataban de la precaria situación por la cual pasábamos. Él era el único hijo de un peletero con insuflas de noble. Su madre murió en el parto, su padre se casó por segunda vez y la mujer que lo criaba lo hacía a puro golpe.

Debido a su educación tenía la mente demasiado cuadriculada al respecto de la bondad y la malicia. No le culpo. Muchos en nuestra época creía firmemente en la línea divisoria de dos caminos: la ascensión a los cielos, junto a Dios, así como la caída en desgracia y posterior descenso a los infiernos, al lado de Lucifer que emplearía sus peores trucos para castigarte eternamente. A decir verdad, siempre pensé que si ese arcángel caído te castigaba, como si fuese tu madre o padre, implicaba cierto amor porque deseaba verte reformado para ascender a un lugar mejor.

Por eso, cuando se me brindó la oportunidad de poder recorrer el infierno y el cielo, lo busqué. Busqué a mi viejo amigo y amante. Quería escuchar su violín torturándome y calmándome una vez más. Una pasión descontrolada o una melodía amarga que me despejase las dudas. Aún hoy pienso en él. No lo hallé en ningún lugar. Ni siquiera ahora, que las almas parecen rondarnos continuamente, ha aparecido.


Estuve por rogar a Memnoch que lo encontrara por mí. Deseaba ver sus ojos castaños castigando mi alma. Me merezco un pedazo de ese supuesto infierno sólo porque no supe cuidarlo, ni siquiera comprendí todo el dolor que había dentro de su alma. Incluso lo desprecié una vez transformado en mi criatura, mi responsabilidad. Fui torpe y deshonesto.  

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt